Me debía la publicación de las fotos compañeras de Ya no vive nadie en ella. Repito que esas imágenes tomadas en el centro de Zaragoza me recuerdan aquella vieja canción colombiana, Las Acacias, que habla de tapias que se desmoronan y habitantes que se marcharon de su casa, abandonándola (y abandonándose) a su suerte. A algunos, estas imágenes les inspiran bellas historias de amantes que tienden sus redes desde la ventana para poder verse, besarse y acariciarse. Otros, más jóvenes, que la perciben parcialmente desde el otro lado del mar, creen ver un pueblo fantasma con casas viejas y en ruinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario