lunes, 18 de septiembre de 2023

Para ti Lucía.


Siempre me emocionó esta canción, desde la primera vez que la escuché en aquel viejo LP de Joan Manuel Serrat hasta esta sentida versión de David Bisbal. Y hoy, al presenciar el homenaje que mi amigo Nelson hizo a mi madre, dedicándole un espacio de su jardín, llamándolo Para ti Lucía, no pude evitar las lágrimas y sentirme muy orgulloso de ella y de los amigos que son grandes tesoros.

lunes, 28 de agosto de 2023

Se dice de mi... (A la memoria de mi madre)


Hay gente que nació para brillar. Hay gente que es pura Luz. Hay gente que deja huella en otras personas, aunque esas personas no la hayan visto nunca, porque dejan su obra, su ejemplo. Mi madre era -es- una de ellas. Hace dos días regresó a la Eternidad, en medio de una despida amorosa de quienes la amamos. Unas horas antes escribí este mensaje a todos aquellos que estaban a su lado (y a los que los separaban miles de kilómetros pero solo físicos)

Me consuela saber que nuestra madre dejará de sufrir, que se marchará tranquila a reunirse con el Creador y con los miembros de sus afectos que le han precedido en este viaje. Ya era hora de que partiera y lo hace dejando un inmenso vacío y miles de enseñanzas porque ella pasó por el mundo haciendo el bien. Una persona justa se va rodeada de tanta gente que la ama, no sólo familia sino también de muchas personas que la conocieron y de inmediato les conquistó el corazón.

Hoy habrá fiesta en el cielo por su llegada. Le harán una gran bienvenida sus hermanos, sus padres, su esposo, sus amigos y todos los ángeles y Santos. No volverá a sufrir, no tendrá dolores, cantará y bailará y cuidará de todos los que quedamos en esta parcela azul y verde a la espera de reunirnos de nuevo con ella.

Lucía era luz. Lucía brillaba. Y su destello quedará en el alma de todos. Ahora brilla su estrella en el firmamento. Lucía no se va. Sólo su vehículo corporal que caducó. Lucía queda en su palabra, en su ejemplo y en sus obras.

Buen viaje a la Eternidad, mamá. Se bienvenida al Cielo. 

*** *** *** 

Y comunicar su fallecimiento provocó muchos mensajes de cariño, de respeto, de admiración por esta gran mujer. Personas que solo la vieron un par de veces en la vida, amigos y amigas de sus hijos que reían con sus ocurrencias; otros que no la conocieron físicamente, pero sí a través de ellos. Para muestra, estos que he recibido por WhatsApp (¡Viva la tecnología que hasta permite asistir a un funeral virtualmente) 

Celebro la entrada de Doña Lucía al reino del Eterno y agradezco por su presencia de Luz en este mundo. Soy testigo de las bondades y grandezas de su Alma, de la entrega en su misión y el cumplimiento de su propósito en la tierra. En mis recuerdos está su alegría, su fe, su perseverancia, su entrega, su inteligencia, su frescura y optimismo. Desde mi alma escucho su alegría y doy fe de su Amor por ti.. (Nelson)

Aleluya es el canto de todos los ángeles del cielo: Llegó Lucía a engalanar el cosmos y alegrar el cielo... A lavar al Señor ¡Alabad al señor! estará diciendo con una gran sonrisa, recordando aquel viejo chiste que algún día nos contó. Aleluya en la tierra porque Lucía nos acompañó y nos enseñó a ser buenos seres humanos y, siguiendo su ejemplo, algún día llegaremos al cielo.  Así será. Que Dios te ayude a encontrar la fuerza para asumir el dolor de la partida de tu Madre, la serenidad para aceptar su decisión con amor y respeto y la sabiduría para encontrar en tu corazón los recuerdos amorosos de Ella en tu vida y conservarlos con agradecimiento y consuelo. Esta será la nueva presencia de tu Madre en tu vida. (David)

Desde acá  te acompaño en este momento de tu vida, para decirte que mis palabras sean tan suaves como el silencio, para no interrumpir tu diálogo con Dios Padre- Madre de Bondad. Desde aquí, en mi oración y meditación, te envuelvo en una Luz cristalina para que te abrace fuerte. (Jael)

Me ha costado un mundo ponerme a escribir esto porque se que se te va media vida y nada que te digan te va a consolar pero... Lo siento cariño. Lo siento muchísimo. Entre lágrimas te digo que te quiero, que siempre me has tenido, me tienes y me tendrás y que cuando reces y hables con ella le das las gracias por parirte y ponerte en mi camino. (Sergio)

martes, 15 de agosto de 2023

Carta a mi madre el día de mi cumple

Mamá: 


Hoy es mi cumple y lo que celebro no es que yo haya nacido sino la bendición de Dios al elegirte para ser mi madre. Hago memoria de estos 63 años y hay cientos de recuerdos de lo que nos has regalado con inmensa generosidad a mis hermanos y a mí. No hay día, sobre todo desde que vivo en España, que no diga a alguien: como me enseñó mi mamá o como decía mi mamá. 

A veces salen del corazón hasta la mente muchas imágenes tuyas. Cuando estando muy pequeño me ponías sobre tus pies para guiar mis primeros pasos de baile. Y es que eras una excelente bailarina, a la que recuerdo haciendo coreografías de rock and roll con algún primo de mi padre. Y aquellas tortas caseras que batías a mano, nos pedías ayuda y luego nos repartías equitativamente la masa sobrante en la totuma y en tus dedos. 

Te recuerdo llevándonos a la Procuraduría de los Hermanos a comprar la lista de cuadernos, libros y útiles escolares y luego sentarnos en la mesa del comedor para fórrarlos y prepararlos. Te recuerdo a las 5 de la mañana, cada día del año escolar, haciendo arepas, sacando a tus tres niños semidormidos de la ducha, llevándonos a la esquina a esperar el bus del colegio… y quedarte en casa recogiendo, limpiando, lavando, planchando, esperándonos con el algo para acompañarnos a hacer las tareas. Te recuerdo enseñándonos a ser obedientes, disciplinados, respetuosos, responsables, piadosos… 

Cuándos rosarios de aurora (incluso los sábados), las caminatas al Santuario del Niño Jesús de Praga que te pegaste para pedir por la salud de Claudia y de Sergio y para agradecer que ganábamos el año escolar. 

Cuántas cosas has aguantado por nuestro bienestar. Tú más que nadie las sabe. Siempre que oigo la frase del Evangelio que dice que la Virgen María conservaba todas esas cosas meditándolas en su corazón, me digo: “como mi mamá”. No hay nada en el mundo que pueda compensar tus sacrificios por nosotros tus hijos. Pero sobre todo, sé de tus silencios, de tu paciencia, de tu darlo todo. 

Mi madre, tú, nos ha dado los regalos más grandes: La vida y la libertad de vivirla. Nos has apoyado, nos has dejado volar a nuestro aire, siempre bendiciéndonos, sin cuestionar, aconsejando y siempre poniéndonos bajo el manto de tu amada María Auxiliadora. Y no dudo que tus santos, tus vírgenes y tus Niños Dios te escuchan y te conceden lo mejor para nosotros.

 Mi mamá es tan grande que siempre me dice que está bien, porque no quiere que nos preocupemos por ella. Mi madre siempre está de buen humor, siempre tiene una risa, siempre se despide con un chiste cuando la llamo, siempre mantiene el ánimo en alto. Mi madre nunca, nunca, nunca, ha hablado mal de nadie, nunca ha sido una criticona, es una mina de perdonar a quien le pueda hacer daño, siempre excusa a los demás y nunca ha sabido guardar rencor. 

Mi madre es grande, generosa, puro Amor. ¡Cómo no estar orgulloso de ella! Cuando nacemos dicen que nos dan a luz. Y a ti te pusieron el nombre más adecuado: Lucía, a veces te hemos llamado Lucero. Porque eres Luz, porque siempre brillas, como el sol en la mañana o el lucero que sigue a la luna llena en la noche. 

Mi mamá es muy linda, en las fotos de joven, en las de su boda, en sus viajes por el mundo y hasta en pijama en una clínica. Pero es aún más hermosa por dentro. Porque concibió a sus tres hijos y los hizo gente de bien. Y porque ha dejado huella por donde ha pasado. Todo aquel que la conoce la quiere y la admira. Aunque no hablen su idioma, porque basta mirarse en sus ojos para comprender la pureza de su alma.

 Mi madre es tan grande que, estoy seguro, llena y llenará las ausencias que podamos llevar en el corazón. 

Gracias mamá, por ser mi mamá. Dichoso mi padre que te amó siempre. Dichosos los frutos de tu ser.

 ¡Dios bendiga a la madre que me parió! 


15 de agosto de 2023

lunes, 1 de mayo de 2023

¿Me estoy volviendo viejo?

-Te estás volviendo viejo -me dijeron-, has dejado de ser tú, te estás volviendo amargado y solitario.

-No, respondí; no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo sabio.

He dejado de ser lo que a otros agrada para convertirme en lo que a mí me agrada ser, he dejado de buscar la aceptación de los demás para aceptarme a mí mismo, he dejado tras de mí los espejos mentirosos que engañan sin piedad.

No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo asertivo, selectivo de lugares, personas, costumbres e ideologías.

He dejado ir apegos, dolores innecesarios, personas, almas, y corazones, no es por amargura es simplemente por salud.

Dejé las noches de fiesta por insomnios de aprendizaje, dejé de vivir historias y comencé a escribirlas, hice a un lado los estereotipos impuestos, dejé de usar maquillaje para ocultar mis heridas, ahora llevo un libro que embellece mi mente.

Cambié las copas de vino por tazas de café, me olvidé de idealizar la vida y comencé a vivirla.

No, no me estoy poniendo viejo.

Llevo en el alma lozanía y en el corazón la inocencia de quien a diario se descubre.

Llevo en las manos la ternura de un capullo que al abrirse expandirá sus alas a otros sitios inalcanzables para aquellos que sólo buscan la frivolidad de lo material.

Llevo en mi rostro la sonrisa que se escapa traviesa al observar la simplicidad de la naturaleza, llevo en mis oídos el trinar de las aves alegrando mi andar.

No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo selectivo, apostando mi tiempo a lo intangible, reescribiendo el cuento que alguna vez me contaron, redescubriendo mundos, rescatando aquellos viejos libros que a medias páginas había olvidado.

Me estoy volviendo más prudente, he dejado los arrebatos que nada enseñan, estoy aprendiendo a hablar de cosas trascendentes, estoy aprendiendo a cultivar conocimientos, estoy sembrando ideales y forjando mi destino.

No, no es que me esté volviendo viejo por dormir temprano los sábados, es que también los domingos hay que despertar temprano, disfrutar el café sin prisa y leer con calma un poemario.

No es por vejez por lo que se camina lento, es para observar la torpeza de los que a prisa andan y tropiezan con el descontento.

No es por vejez por lo que a veces se guarda silencio, es simplemente porque no a toda palabra hay que hacerle eco.

No, no me estoy poniendo viejo, estoy comenzando a vivir lo que realmente me interesa.

viernes, 17 de marzo de 2023

Eutanasia pasiva

Artículo de Aura Lucía Mera

Publicado en El Espectador, Colombia, 

14 de marzo de 2023



Me apropio del título de una carta que envió una mujer de 78 años a El País de España sobre el tema, una tragedia silenciosa que se está extendiendo por todo el mundo a manera de pandemia y de la que muy pocos hablan. En ella dice: “Conozco y desapruebo totalmente la eutanasia pasiva que se ha implantado y se ejecuta cada día con los viejos. Eutanasia pasiva es que tengamos que pedir cita previa para todo. Eutanasia pasiva es que intentemos pedir esa cita previa por teléfono y nos conteste una máquina. Eutanasia pasiva es que te atropellen hablando como metralletas o empujando en las cajas de los supermercados sin darte tiempo a meter los productos en las bolsas. Eutanasia pasiva es que te recomienden que acudas a un hijo o nieto para que haga por ti lo que no entiendas o no seas capaz de hacer”.

Como bien lo dice Manel Domínguez, catedrático español, el edadismo va arrinconando a las personas mayores y llega esa tremenda soledad no elegida que va minando el ánimo, debilitando las defensas inmunológicas, ese alejamiento social que conlleva un dolor que afecta la calidad de vida, ese aislamiento de los hogares unipersonales tan de moda actualmente. “Si eres sénior, mujer y viuda, eres una mujer invisible, no existes”. “[Hay que] producir o morir, la exaltación de la gente joven por el hecho de producir. Si eres joven te utilizamos y si eres sénior no nos importas”, afirma.

La eutanasia pasiva no contempla la inyección letal, pero penetra en el alma cada día. Es el desamor de los más cercanos cuando la edad comienza a pasar factura en la autonomía, con la pérdida de facultades físicas y mentales; en la identidad, cuando ya la persona mayor no es actual ni como cuando estaba joven, y en la pertenencia, cuando muchas de las personas de su círculo de amistades van muriendo y se queda cada vez más aislada, limitada en sus relaciones sociales.

Es cierto que vivimos más años y con mejor calidad de vida gracias a la tecnología y los avances médicos. Pero los viejos se están muriendo por dentro de desamor, de indiferencia, de soledad. Esas jubilaciones súbitas a partir de cierta edad son muchas veces mutilaciones emocionales. La misma etiqueta de “jubilado” predispone al alejamiento. Ya nadie lo busca en el mercado laboral y no sabe cómo comenzar a vivir en este nuevo “estilo” de sano y fuerte por dentro, pero discriminado por fuera. Si es hombre y se enamora de alguien más, es tildado de viejo verde. Si es mujer, pues peores los epítetos, ya no está para esos trotes. Si los viejos participan en una conversación de jóvenes, nadie escucha porque “están gagá o chalados”.

El sistema de salud no quiere gastar dinero en exámenes costosos, porque “ya pa qué”, y se pelotean a los viejos de un lugar para otro mientras se acaban de enfermar y, si tienen suerte, de morirse rápido, para que no sigan jodiendo más a la familia ni a nadie. Sucede en España, en Japón, en Colombia, en la Conchinchina. Más que ser humano, te empiezan a mirar como un peligro. “¿Cómo así que todavía va al gimnasio?”, “¿cómo se le ocurre seguir manejando carro?”, “¿se atreve a ponerse vestido de baño?”, “¿y esa pinta de colores a su edad?”.

Así se pasan los días para hombres y mujeres en plenas facultades, que todavía tienen mucha vida, inteligencia, cosas por compartir, pero están viviendo sobredosis de soledad y eso se va notando en las miradas cada vez más perdidas en el horizonte, porque vivir en soledad es malvivir. Veo con terror lo que sucede a mi alrededor. Cuando visito un hogar geriátrico, siento esa soledad emocional en compañía de otros también abandonados a su suerte, en manos de enfermeros que ni siquiera saben sus nombres ni se interesan por sus historias de vida, que les hablan en diminutivos humillantes: “Coja la cucharita, tómese la sopita, vamos a la camita”.

Soy una afortunada de la vida, viajo, me divierto, peleo, rodeada de hijos, nietos, amigos. Cuando vaya a estirar la pata creo que lo que voy a hacer es dar una última patada antes de pedir la eutanasia inyectada, pero no me dejaré contaminar de esta epidemia de eutanasia pasiva que nos quiere rodear como un fantasma gris y silencioso. Caí en la cuenta de que pertenezco al rango de los arrinconados cuando hace unos días fui a un laboratorio a hacerme unos exámenes de sangre y una enfermera jovencita y maquillada me puso en la blusa un sticker. Creí que era el turno... ¡Oh, sorpresa! Cuando me miré en un espejo leí que decía: “Cuidado, riesgo de caída”. No se lo metí por donde sabemos porque ya estaba de salida.

Como afirma Domínguez en su libro Sénior. La vida que no cesa, el cambio verdadero lo vamos a dar los séniores. Sin dejarnos arrinconar, exigiendo respeto, haciendo lo que nos dé la gana, opinando lo que queramos, sin dejarnos atropellar de nadie, sacando o metiendo la pata cuando lo decidamos.

miércoles, 15 de marzo de 2023

Antología de besos. Volumen 1


Para empezar deberíamos distinguir entre besos pedidos y besos perdidos. Los primeros siempre saben a poco y lo segundos nadie los buscará jamás. Hay quien empieza distinguiendo entre besos dados y recibidos o según el lugar donde te los puedan dar. Sin embargo, la mejor forma de clasificar un beso es, siempre, por su sabor. El más amargo de todos, el beso de Judas, el que sabemos positivamente que nos va a traicionar.

Después vienen los besos rutinarios, lo que ya no saben a nada, como el chicle ese que vas estirando y estirando y al final cuando te cansas de hacer esfuerzos para nada, lo acabas por expulsar. Luego están los besos de familiares y de conocidos que vas a olvidar más rápido que el nombre de las personas que te están presentando mientras los das; los besos que se dan de lejos, los que no se dan de frente, los besos con redundancia, con repetición, los besos por WhatsApp. Y a partir de ahí, todo va creciendo en intensidad. Están los besos prohibidos, que lo son porque nadie se ha atrevido nunca a legislarlos. Están los besos de despedida, que saben a todo aquello que ya no nos diremos jamás. Y en la cima de todos, los besos apasionados, que son como esa fruta fresca, sabrosa, tierna y, eso sí, con fecha de caducidad.

Por último hay que decir -es de justicia- que no todos los besos se dan por contacto labial. Ahí está la caricia, que es un beso que se da con la punta de los dedos, o el abrazo que no es más que un beso que se da con todo el cuerpo, sin más. 



Risto Mejide


Viajando con Chester


lunes, 27 de febrero de 2023

Epitafio

Cuando muera entrega lo que quede de mi a los niños y a los ancianos que esperan su hora.

Y si necesitas llorar, llora por tu hermano que camina junto a ti.

Y cuando me necesites, rodea con tus brazos a cualquiera y dale lo que necesitas darme a mi.

Quiero dejarte algo, algo mejor que palabras o sonidos. Búscame en la gente a la que he conocido o amado. Y si no puedes dejarme ir, al menos déjame vivir en tus ojos y no en tu mente.

Como más podrías amarme será dejando que las manos se toquen, dejando que los cuerpos se toquen y dejando que los niños sean libres.

El amor no muere, muere la gente.

Cuando lo único que quede de mi sea mi amor, entrégame.



Merrit Malloy.  Mi canción para el que nunca me cantó.

A menudo se lee antes del Kadish, parte del ritual del duelo judío.

Escuchado en El Club de la Medianoche, serie de Netflix.




lunes, 30 de enero de 2023

¿Qué pasa cuando morimos? Reflexiones de película (2)

 



-Cuando morimos, ¿qué pasa?

-¿Qué coj**** pasa?

-¿Qué crees que pasa cuando morimos?

-¿Hablo por mí misma?

-Habla por ti.

-Por mí. Por mí misma. Ese es el problema. Es el problema con todo este asunto. Ese concepto: Yo, no es adecuado. No está bien. No es. ¡Cómo lo he olvidado! ¡Cuándo lo he olvidado! El cuerpo para, de célula en célula, pero el cerebro sigue alimentando las neuronas, pequeños rayos como fuegos artificiales, y pensé que me despertaría o tendría miedo, pero no siento nada, nada, porque estoy muy ocupada, demasiado en este momento, recordando. ¡Claro! Recuerdo que cada átomo de mi cuerpo se forjó en una estrella. Esta materia, este cuerpo es sobre todo un espacio vacío y la materia sólida sólo es energía que vibra muy despacio y yo no existo, nunca lo he hecho. Los electrones de mi cuerpo se mezclan con los electrones del suelo que tengo debajo y con los del aire que ya no respiro. Y recuerdo que no tiene sentido dónde acaba todo eso y empiezo yo. Recuerdo que soy energía, no memoria ni un ser. Mi nombre, mi personalidad, mis lecciones llegaron después de mí. Yo estaba antes que eso y estaré después; el resto son imágenes que he ido recopilando, son pequeños sueños impresos sobre mi moribundo cerebro. Y yo soy el rayo que salta entre medias, la energía que activa esas neuronas y estoy regresando. Con solo recordar estoy volviendo a casa. Es como una gota de agua que vuelve a caer en un océano del que siempre he formado parte. Todo es una parte, somos una parte. Tú y yo y mi niñita y mi madre y mi padre... todos los que han existido, cada planta, cada animal, cada átomo, cada estrella, cada galaxia, ¡todo! Hay más galaxias que granos de arena en una playa y a eso nos referimos cuando decimos Dios, al todo. El cosmos y sus infinitos sueños. Somos el cosmos que sueña consigo mismo. Es un sueño que creo que es mi vida, siempre. Olvidaré esto, siempre lo hago, siempre olvido mis sueños, aunque ahora en este segundo, en este momento que recuerdo, en este instante, lo comprendo todo de golpe. No hay tiempo, no hay muerte. La vida es un sueño, es un deseo pedido una y otra y otra y otra y otra vez hasta la eternidad. Y yo soy eso, soy todo, soy todo, soy y soy.

Misa de medianoche (serie de Netflix)

Libro VII: Apocalipsis

Director Mike Flanagan

lunes, 23 de enero de 2023

¿Qué pasa cuando morimos? Reflexiones de película


-¿Qué pasa cuando morimos?

-¿Qué cojones pasa?

-¿Tú qué crees?

-No lo sé. Y no confío en nadie que afirme saberlo, pero puedo hablar por mi mismo, supongo.

-Entonces hazlo. ¿Qué pasará cuando mueras?

-Cuando muera...mi cuerpo dejará de funcionar. Me apagaré. De golpe o gradualmente mi respiración parará, mi corazón dejará de latir. Muerte clínica. Y un pelín después, cinco minutos después, mis células cerebrales morirán. Pero mientras tanto, entre medias, tal vez mi cerebro libere un torrente de DMT (es una droga sicodélica que se libera cuando soñamos). Yo sueño, sueño más de lo que he soñado nunca, pero que es todo un último gran subidón de DMT de golpe y mis neuronas comienzan a arder y veo como un despliegue de fuegos artificiales, de recuerdos, y empiezo a alucinar. En serio, alucino a lo grande porque  la mente se va abriendo paso entre los recuerdos a corto y mediano plazo y los sueños se mezclan con recuerdos y... ¡es una ovación! El sueño que acaba con el resto. Un último gran sueño en el que mi mente lanza los putos hilos de misiles y luego... paro. Mi actividad cerebral cesa y no queda nada de mi. Ni dolor, ni recuerdos, ni conciencia de lo que he sido. Ni el haber hecho daño. Ni haber matado a alguien. Todo está como fue antes de mi. La electricidad abandona mi cerebro hasta convertirse en tejido muerto. Carne. Olvido. Y el resto de carne que me componen los microbios y las bacterias y los millones de cosas que viven en mis pestañas, en mi pelo o en mi boca, en mi piel y en mi tripa y en el resto, siguen viviendo y comiendo. Y sigo un propósito: alimentar la vida. Y me fragmento y todos esos diminutos trocitos de mí se reciclan y estoy en otros lugares y mis átomos están en plantas y en bichos y en animales y soy como las estrellas que hay en el cielo un momento y luego todo se esparce por el dichoso cosmos.

Te toca. ¿Qué pasará cuando mueras?

-¿Te hablo de mi?

-Háblame de ti.

-No. De mi no. No soy yo la que ha muerto hoy. No estuvo despierta. Cuando su diminuto cuerpecito empezó a formarse estaba dormida, así que sólo conoció los sueños. Sólo estuvo soñando. Ni siquiera llegó a tener nombre. Y mientras dormía, su pequeño y perfecto espíritu se marchó. Dios la envió aquí abajo a dormir. Una siestecita. Un sueño rápido. Y la reclamó, la quiso de vuelta. Así que eso hizo. Igual que tú flotaste hacia abajo, ella volvió a ascender. Dejó atrás las almas de la atmósfera y las estrellas del cielo y se convirtió en una luz brillante. Y entonces, por primera vez, empezó a despertar... envuelta en un sentimiento de amor, un amor puro e increíble, así es. Era pura. Nunca llegó a pecar. No le hizo daño a un solo ser vivo, ni a una hormiga. Y no está sola, esta en casa. Y hay gente allí y no lo sabe, pero son su familia: su abuelo, su bisabuelo, y la adoran, la nombran. Y cuando Dios baja y la da un beso en la cabeza y pronuncia su nombre, crece de golpe. Es perfecta. Su cuerpo es como habría sido en su mejor día en la tierra. Su edad es perfecta. Está en su mejor momento. Y le hablan de su madre y le cuentan que pronto estaré con ella. Y está contenta. Sentirá alegría para toda la eternidad (...) Y no está sola.

A eso nos referimos cuando hablamos del cielo. Ni ríos de diamantes ni nubes esponjosas ni alas de ángel. Eres querido y no estás solo. Eso es Dios. Eso es el cielo. Por eso aguantamos tanto en esta enorme, azul y triste roca.

Estaré allí muy pronto y veré a mi padre y a mi abuela y veré a mi pequeña y estará contenta y a salvo y será un placer conocerla.

-Ojalá sea así.


Misa de medianoche

Libro IV: Lamentaciones.

Director: Mike Flanagan

Netflix



martes, 17 de enero de 2023

¡Que apagues el p*** móvil!

 


"¿Qué miedo podríamos representar en una película actual?", le pregunta una periodista al actor Carlos Aceres: "Sin duda alguna es la gente que mira el móvil en el cine. La gente que esa hora y media te dicen con su destello de luz a tu lado que su vida es tan rica e intensa que ni puede apagar el móvil una p*** hora y media", ha respondido, claro y conciso.

Areces ha querido explayarse y argumentar su respuesta: "Que esa gente muera, que muera con dolor", ha bromeado. "No pena de muerte para los terroristas, pero para la p*** gente que mira el móvil cuando estás viendo una película, lapidación pública en la Plaza Mayor. Qué asco. Ahí no hay redención ninguna pero sí para la gente que mira el móvil en el cine. Yo yendo al cine a desahogarme, a olvidarme, y de repente un tío con la pantalla y la luz a tope viendo sus WhatsApp", ha criticado.

"Que les corten las manos, la lengua. Todas esas cosas que les hacían en el medievo, que las rescaten", ha concluido el actor.


Fuente: Catalunyapress.




jueves, 5 de enero de 2023

Epifanía, la revelación




Cree que Melchor está en ti, y te trae de nuevo el oro para que recuerdes que tienes el privilegio y la responsabilidad de reinar en tu vida. Así que, ponte la corona y comienza a gobernar tu propio mundo y a dirigir tus pensamientos y la voluntad de tu corazón en la misma dirección.

Imagina que Gaspar está en ti, y te trae de nuevo el perfume del incienso para que no olvides que formas parte de algo más grande que lo alcanzan a percibir tus sentidos. Un año más, te llega el recuerdo de que tu esencia es divina y es sagrada. Que eres todo y eres uno.

Siente que Baltasar está en ti, y te trae de nuevo la mirra para que embalsames y entierres todo aquello que no sirve, todo aquello que te aleja de comprender que eres, al igual que todos los demás, un ser único envuelto en un cuerpo perfecto para expresar aquello que tu alma vino a expresar al mundo.

Desde esta tarde, recuerda que cualquier noche puede ser Noche de Reyes, y que todas las mañanas, cuando despiertes, tienes un regalo esperando para que lo abras: La vida.

Permítete volver a empezar, volver a nacer.

Eso es la noche de Reyes al fin y al cabo: un recordatorio, una llamada para dar luz a nuestro mejor Yo.

Andan por ahí entre planos de existencia, materializándose gracias a la inocencia de las mentes aún no contaminadas, a los corazones que aún les cabe una chispa de ilusión.

Pero cada año llegan con los vientos de Oriente y nos susurran que la ilusión es la fuente de la eterna juventud, es la fuente de la vida.

miércoles, 4 de enero de 2023

¿Estás de estreno?

 NUEVO AÑO

Eduardo Galeano



Me gusta saludar por lo que empieza más que por lo que termina. Me gusta más la esperanza que la melancolía. Me gustan más los proyectos que los fracasos. Me gusta pensar que adelante hay más vida.

Lo decimos todos los años: diciembre no es un mes fácil.  Carreras, angustias, excesos, conflictos de lealtad, los que no están, los que están solos, los que están con alguien, pero mal, los que deben estar con quien no quieren estar. 

Y algunos, más sobrios, más frugales, que entendieron por dónde va la cosa: por no forzar lo que no sale, por no imponerse una felicidad que, en ocasiones, no se siente, por entender que no se juega el amor de las personas queridas porque no puedan levantar con vos la copa el 31 a las 12. 

Pensemos más bien en comienzos, en cuaderno nuevo, en ropa a estrenar, en sacarnos de encima lo que ya no sirve, lo que ocupa espacio inútil. 

El mundo cambia rápido, a veces tanto que no llegamos a comprenderlo. Pero es una buena oportunidad para ir cambiando junto con los demás. Para juntarnos a pensar, a hacer, sentir, dar, amar. Para rebelarnos contra lo injusto, para ser un poco más libres, para ganar más consideración por los demás, para respetar y ser más inclusivos, más solidarios, para abrir la cabeza y pensar distinto.  Mirá cuántas cosas podemos hacer juntos. El mundo está cambiando, sí. No te preguntes si es para mejor o no. No pasa por afuera, vos sos parte y serán los cambios de los que participes. Serán los amores y las relaciones  que quieras construir, los amigos que elijas, las causas en las que milites , los tiempos que decidas tomarte para vos. No camines rápido, no vas a aprovechar más el tiempo, al revés, se pasará sin que lo veas.  

Así que en estos días , cuando todos corran al supermercado y a los centros comerciales, andá al parque, caminá lento, mirá el cielo, escuchá los pájaros, observá a   los demás. Y dale la bienvenida a lo nuevo. Estás de estreno. Siempre.

martes, 3 de enero de 2023

Más que un feliz año, te deseo...

Pues no, esta vez no te voy a desear Feliz Navidad ni Feliz Año Nuevo. Eso ya lo hace todo el mundo, incluido yo.



Te deseo otras cosas:

Te deseo coraje para decir basta.

Te deseo que olvides  a quien se olvidó de ti.

Te deseo que puedas cerrar puertas y abrir ventanas.

Te deseo que no te conformes, que no te quedes con la culpa.

Te deseo que te atrevas.

Te deseo que te quieras.

Te deseo ojeras y risas.

Te deseo locura y magia.

También te deseo errores para aprender.

Te deseo viento para dejarte llevar.

Te deseo chispas en la mirada, colores para los días grises, paraguas y refugio para las tormentas, lluvia para calarte y sol para calentarte.

Te deseo abrazos de los que duran toda la vida, cuando cierras los ojos y los recuerdas.

Te deseo viajes, muchos viajes, porque son hacedores de nuevos recuerdos.

Te deseo huracanes de emociones, que te hagan sentir que te elevas de tu cuerpo.

Te deseo que te quieran sin que te necesiten ni posean.

Te deseo que ames también en la distancia.

Te deseo una y mil nuevas canciones favoritas y nuevas fechas que hagan sonreír.

Te deseo besos bonitos, brindis con los labios.

Te deseo ganas de salir adelante.

Y tiempo..., mucho tiempo para disfrutar de tu vida.


Joaquín Sabina