lunes, 28 de enero de 2019

Muérete de Amor

Un texto de la escritora amateur argentina Maru Leone,  que invita a vivir la vida y a ser felices, se hace viral en internet  por expresar, de una manera cercana y efectiva, la necesidad de disfrutar de cada instante.. «Rodéate de amigos, escucha, no tengas vergüenzas... muérete de amor», aconseja.


Antes de decir que no, piensa que algún día te vas a morir. Sí, te vas a morir.

Métete al mar, despéinate... que la sal te endurezca el pelo y la piel, que te despinte. Métete de día, de noche... que una ola gigante te lleve a pasear y la arena se te meta en los calzones. Que el "topless" sea por la fuerza del agua, menos sexy y más divertido. Cágate mucho de risa, entiérrate en la arena, haz un castillito... sí, estás peludo, pero las ganas de hacer un castillito no se van jamás.

Tírate en paracaídas que tienes más probabilidades de morirte entrando el auto a la cochera de tu casa, cruzando la avenida apurado para ir a trabajar, o de un ataque al corazón post- estrés, post- chatarra, post- depresión. Acuéstate con tu perro y llénate la ropa de pelos, escucha su corazón... ese sí que late por vos.

Júntate con tus amigos aunque no tengas un puto peso. Siempre hay un paquete de arroz por ahí, o unas criollitas. Júntate con ellos y méate de risa y si los ves con el celular, tíraselo por la cabeza. Putéalos, que están ahí con vos... el resto puede esperar. Coman el asado, vayan a la montaña, pónganse en bolas en el medio de la calle. Sólo para reír. La amistad sana y no hay antidepresivo que le toque los talones.

Viaja. Ahorra y viaja. Quizás cuando termines de pagar la ropa que te estás comprando ya la hayas dejado de usar. Quizás cuando termines de pagarte tu casa se haya llevado la deuda... toda tu energía. Quizás cuando termines de pagarte el auto te hayas acostumbrado a caminar. Quizás cuando termines de pagar el microondas te des cuenta de que no hay nada como calentar en el horno. El somier extra súper archi blah blah "King" puede esperar, mejor una garrafita para la montaña. Escúchame pendejo, viaja.

Viaja, viaja para enriquecer el alma. Conoce gente, culturas, idiomas. Viaja para ver y escuchar que el amor en todos lados tiene la misma lengua. Viaja, tírate al pasto. Vacía cuarenta y cinco termos de "meta mate y charla" y que te quede la lengua verde de chupar la bombilla mientras guardas las fotos de ese paisaje en tu cabeza. Y si no hay plata, ándate igual. Ándate abajo de una planta. Tres frazadas, fideos blancos y nada más.

Escucha, escucha a tus viejos. Pregúntales todo lo que no sabes, todo lo que pasó. Cuántas veces amaron y cuántas perdieron un amor. Pregúntales que querían ser de grandes cuando eran chicos. Pregúntales porqué carajos no lo hacen si están vivos. Habla, habla con ellos que te escuchan hasta en silencio. Diles que los quieres y métete el orgullo post-moderno liberal de "todo me chupa un huevo" en el culo. Porque ellos también se van a morir. Abrázalos como si fuera la última vez... que ni las velas de cumpleaños, ni las estrellas fugaces, ni las vaquitas de San Antonio tienen el poder de conceder la inmortalidad.

Dilo todo. Dilo, escríbelo, transmite. Sácate la vergüenza de las venas. Dile que la quieres, dile que lo amas. Métele un beso para que no se olvide más. Dile que te duermes y te levantas pensándolo/a. Dile, dile todo lo que se te cruce por la cabeza. Sé asquerosamente romántico/a. Empáchate. Deja de hacerte el/la duro que todos bien sabemos lo que siente el otro. Así que... dilo. ¿Qué puedes perder? Dile lo que te gusta, lo que te enloquece, lo que te excita.

Deja de sobarle la espalda a la tristeza y abrázala, abrázala fuerte y que se vaya un tiempo para volver fresquita como una lechuga y así... la vuelves a abrazar.

Antes de tener hijos... sé un niño, sé un niño todo el tiempo que más puedas. Duerme, sal, ríete, come chocolates y gomitas y ríete. Fulmina tu juventud... antes de envejecer. Y cuando te pongas viejo, cuéntale a la generación entrante... qué significa cada una de tus arrugas. No les dejes tu cuerpo gris, déjales tus ganas de vivir. Dale viejo, déjalos que jueguen a la pelota en la siesta ¿Te acordás cuando jugabas a la pelota en la siesta? Dale, no llames a la policía. Cómprate un paquete de  globos y cuando te toquen el timbre mójalos también. Dale viejo, ¿viejo? ¡Las pelotas! Sí, viejas las pelotas pero sangre en el pecho. No fue hace tanto viejo, acuérdate y ríete con ellos... antes de decir que no.

miércoles, 16 de enero de 2019

Una tarea: ¡Volver a mirarnos!



Todos hemos sido víctimas de miradas que lastiman, y también protagonistas de otras que acarician. ¿Somos realmente conscientes de cómo miramos? ​En un mundo en el que la vida gira alrededor de mirar y ser mirado, la tecnología parece ser una barrera que nos desconecta. ¿Cuántas veces al día miras a alguien a los ojos, y cuántas veces miras a una pantalla?​ Las pantallas hackean ​la posibilidad​ ​del ​encuentro con el otro​.​ Liliana González nos invita a descubrir el poder de nuestras miradas​ para volver a encontrarnos​. Liliana es profesora y licenciada en Psicopedagogía. Su especialidad es la clínica de niños y adolescentes y la orientación familiar. Además, tiene 30 años de docencia en el nivel superior formando psicopedagogos y educadores especiales.


Hace 13 años sostiene una columna sobre educación en el noticiero del mediodía de Canal 8 de Córdoba (Argentina), y desde septiembre de 2017 se transformó en columnista educativa en el noticiero de Telefe (Buenos Aires). Sus columnas en medios de comunicación y sus libros son seguidos por miles de padres y educadores que buscan respuestas a cómo vincularnos con las nuevas generaciones.

lunes, 14 de enero de 2019

La cura para las personas LGTB

Circula por las redes sociales este texto, libre y respetuoso, aunque aún despierta comentarios de lo más variopintos, desde la más absurda y malentendida religiosidad hasta el odio más gratuito. Yo me quedo con lo positivo del mensaje.


Yo creo en la cura de las personas gay. ¿Sabes cuándo esa cura ocurre? Cuando, como vi hoy en un post, el padre pide que el hijo le dé un beso a su novio para sacarles una foto. También ocurre cuando el nieto le pregunta a la abuela: “¿Qué harías si trajese mi novio a tu casa?” Y ella responde: "Café”. O cuando alguien pregunta: “¿Qué piensas si un hombre se casa con otro hombre o si una mujer se casa con otra mujer?” Y la persona responde con otra pregunta: "¿Va a haber torta?".

La cura ocurrirá por completo cuando la culpa inculcada desaparezca, cuando el carácter prevalezca sobre la sexualidad, cuando la felicidad fuese alcanzada sin miedo, cuando sea posible ser feliz sin pensar en el pecado, cuando prevalezca la tolerancia.

La cura vendrá cuando el peso de las espaldas pueda ser finalmente retirado, cuando se acabe el sentimiento de ser un extraño en el nido, cuando todos sean igualmente amados independientemente de su naturaleza, cuando el mundo conozca el sentido real de la palabra “respeto”. De esa cura necesitamos todos nosotros. Porque cuando aceptamos que el otro sea... simplemente sea... de la manera que él/ella es, el mundo se vuelve más fácil ¡para que todos seamos de la manera que somos!

(Lo copié de un amigo que copió de una amiga que copió de un amigo, que copió de otro amigo... ¡Copia y difunde tú también!)