miércoles, 29 de septiembre de 2010

¡Diez años ya!

Pasajeros con destino Madrid-Barajas, vía Miami. Maletas. Ilusiones. Enamorado. Nuevas expectativas. Madrid de los Austrias. Calle de los Mancebos. Viejos amigos. Nuevos oficios. Danzante para la tercera edad. Recogedor de desechos hospitalarios. Ensobrador de publicidad. Dependiente de Objetos del Mundo. Camarero. Curso de teleoperador. Expositor de fotografías. Cenas de lujo y conciertos clásicos. Museos, plazas y paseos. Mudanzas en el metro. Navidades sin familia. Desempleo. Cama de prestado. Filas por papeles. Cambio de ciudad. ¡Vuelve a empezar!

Zaragoza. Piso de alquiler. Nueva gente. Otros cursos. Hostelería. Repartidor de publicidad. Agencia publicitaria. Dependiente de locutorio. Desempleo. Viajes al extranjero. Ciudades que se caminan. Separación afectiva. Desenamoramiento. Depresión y ansiedad. Vivir solo. Apartamento nuevo. Cama sola. Animal de compañía. Ofrendas. Probar. Buscar. Aprender. Crecer. Aconsejar. Empatizar. Nuevos compromisos. Rupturas. Amigos que se han perdido. Amantes que se volvieron amigos. Amados que murieron. Amados que no se olvidan. Amigos de los buenos. Meteduras de pata. Explotación laboral. Racismo. Decepciones. Desengaños. Excepticismo.

Volver a la tierra madre. Regresos temporales. Amigos que siempre están. Visados denegados. Doble nacionalidad. Muere la abuela. No nos despedimos. Se gradúa el sobrino. Tampoco pude ir. Hermana que se casa. Ausencia en su boda. Título homologado. Salarios que no llegan. Palabras falsas. Palabras de corazón. Sentimientos reales. Soledades compartidas. Soledades tenebrosas. Sonrisas que se aprecian. Ni timonel ni dirección. Todo, ¿para qué?

Payaso. Bufón. Cretino. Prepotente. Tontico. Simpático. Inteligente. Subvalorado y subestimado. Sobrecargado. Malquerido a veces. Desqueriente otras. Otoñal por dentro. Primaveral por fuera.

¡Diez años ya! Diez años sin billete de regreso. Estado de limbo. ¿A qué volver? ¡Adelante es al frente! ¿Hay un horizonte? ¿Hay algo allí? ¿Qué esperar?

lunes, 27 de septiembre de 2010

Lo que me interesa

Me encontré este texto en un viejo cuaderno de apuntes:

No me interesa lo que haces para ganarte la vida. Quiero saber cuál es tu dolor y ti te atreves a soñar que te permites encontrar lo que tu corazón añora.

No me interesa cuántos años tienes. Quiero saber si te arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños o por la aventura de estar vivo.

No me interesan qué planetas hacen la cuadratura de tu luna. Quiero saber si has tocado el centro de tu propio dolor, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has encogido y cerrado por el temor de sentir más dolor. Quiero saber si puedes sentarte con el dolor, mío o tuyo, sin moverte para esconderlo o para resolverlo.

Quiero saber si puedes estar con el GOZO, tuyo o mío; si puedes danzar salvajemente y dejar que el éxtasis te llene hasta las yemas de los dedos de las manos y de los pies, sin advertirnos que debemos tener cuidado y ser realistas, ni recordarnos las limitaciones de ser humanos.

No me interesa si es verdadera la historia que cuentas. Quiero saber si puedes desilusionar a otra persona para ser auténtico contigo mismo, si puedes soportar la acusación de ser un traidor y no traicionar tu alma. Quiero saber si puedes ser fiel y por lo tanto confiable.

Quiero saber si puedes sentir la belleza aún cuando no todos los días son bellos, y si puedes encontrar la fuente de tu vida en su presencia.

Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, tuyo o mío, y a pesar de ello pararte a la orilla de un lago y gritar "¡Sí!" al plateado de la luna llena.

No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero saber si puedes ponerte de pie, después de una noche de dolor y desesperanza, agotado y golpeado hasta los huesos, y hacer lo que hay que hacer por los niños.

No me interesa quién eres ni cómo llegaste aquí. Quiero saber si permanecerías conmigo en el centro mismo del fuego sin echarte atrás.

No me interesa dónde has estudiado, ni qué has estudiado, ni con quién lo has hecho. Quiero saber qué es lo que te sostiene desde adentro cuando todo lo demás falla.

Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo y si te agrada verdaderamente la compañía que buscas en los momentos vacíos.

Sin más "palabras",

Elizabeth

domingo, 26 de septiembre de 2010

Otra de soledades: Tristes Amaneceres

Por Mariana Jara
Metro

Toni dice que no le gusta llegar a su casa porque sabe que nadie lo está esperando, por eso dejó morir las plantas que alguna vez tuvo en su balcón, para evitarles el dolor a la soledad, me contó. Hace tiempo que su alma suena a tango triste y no levanta cabeza. Debe de ser por eso que escucha tanto a Gotham Project. En teoría tiene todo para ser feliz, un buen trabajo en una agencia de publicidad, mujeres no le faltan, una vida social divertida, un ático con terraza y todos los DVD que quiere, sin embargo algo le hace tirar para abajo. Creo que le gusta recrearse en el dolor. Lo quiero infinitamente, pero me da mucho miedo contagiarme de esa nostalgia inconcreta, que tiene que ver más con lo que no se hizo bien, con los errores que se cometieron en el pasado, que con la gente que ya no está. Cada vez que tiene la incierta posibilidad de ser feliz, prefiere el camino contrario.

Esta mañana, mientras escuchaba a Diana Krall, me llamó para contarme un sueño. "Siento que estoy durmiendo con una mujer que no sé quién es, pero estoy muy a gusto y todo es maravilloso, y de ponto, se da la vuelta y sus ojos ya no son los mismos y su cuerpo empieza a cambiar, igual que su rostro, y va cambiando mil veces, tanto, que van pasando cientos de mujeres y ya ni sé quién era ella al comienzo y me despierto angustiado, desesperado, porque ya no sé quién era". No hay que ser Freud para adivinar lo que hace tiempo tengo claro. Toni se acostumbró a la melancolía, no tiene a nadie a quien extrañar, sin embargo sigue extrañando. Su última relación seria fue a los 25 años y acaba de cumplir 34, a partir de entonces nunca más se ha querido enamorar. Prefiere estar siempre de paso en la vida de la gente, porque tiene ese medio generacional que todos los treintañeros, que andamos perdidos buscando algo que nos ayude a cruzar ese vacío que se abre como un abismo entre la felicidad y el vivir.

Por eso sus relaciones nunca duran más de un mes y tiene todo un decálogo de normas: no le gusta llevarlas a casa, no llamarlas todos los días, no pasar nunca un día con ellas después de hacer el amor, nunca planear viajes juntos y no conocer a sus amigos. Así no engaña, ni se engaña, dice él. Después de 20 minutos de oírlo quejarse de que era el ser más infeliz de la tierra, me atrevía a contarle que hace algún tiempo la melancolía duerme en su cama. "Son esas mañanas en que le temo a la vigilia, porque en mi duermevela siempre pasa lo mismo. Él, que es el mismo de siempre, se levanta, como lo hacía antes, y ronda por la casa como un león controlando su territorio, para volver con todo su cuerpo a mi lado y buscar el calor de mi espalda, en un fuerte abrazo que me transmite la seguridad que emana del cariño. En mi sueño, los dos soñamos los mismos sueños, hasta que suena el despertador. Sólo que ahora cuando suena, ya no está, ni siquiera queda su olor y mis ojos se abren con una cortina de lágrimas. Y con un té con leche empiezo a resucitar y comienzo a encaramarme nuevamente arriba del mundo para que vuelvan a existir los minutos, las prisas, las reuniones, los proyectos y las nuevas conquistas".

Toni quedó algo sorprendido con mi confesión. "Hostia, tía, por qué no me lo habías dicho, y yo aquí dándote la lata con mis tonterías". Uno a veces ayuda a sus amigos sin quererlo.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Para una amiga que no se acostumbra a la soledad



"No, no, nunca estoy solo cuando estoy con mi soledad...
no, no, nunca estaré solo, estaré con mi soledad...
ella es mi más dulce costumbre...", canta Georges Moustaki.


Pero, por supuesto, llegar a nunca sentirse solo, nunca sentirse sola ni estar sola con la soledad es un duro aprendizaje; hacer de ella su más dulce compañía es también un aprendizaje que no se hace en unos días. Y mi amiga hace muy poco se separó después de una relación de más de quince años... Ella me dice a menudo: "Florence, yo quisiera saber vivir la soledad, pero no puedo, no puedo pasar un fin de semana sola sin desesperarme y ponerme a llorar... no puedo ni siquiera pasar un día sola".
Yo trato de explicarle entonces que ese aprendizaje se hace poco a poco y que la única receta es aprender y comprender que uno, una, nunca está sola consigo misma. Es decir, uno puede estar sola pero no sentirse sola porque la soledad permite confrontarse con uno mismo, permite descubrir alguien lleno de potencialidades, de posibilidades que nunca habían podido manifestarse. La soledad permite aprender poco a poco a amarse, amarse lo suficiente para nunca más sentirse sola y entonces la soledad se vuelve una soledad habitada, constructiva, creativa, generosa con una misma, con uno mismo; una soledad que consiente, que desarma, que posibilita llegar a esta casa interior que todos y todas tenemos dentro pero que dejamos tanto al abandono por la ansiedad de estar siempre rodeados, rodeados de otros, de otras.

La soledad es un regalo que uno se hace a sí mismo, a sí misma. Ese regalo me lo hice hace tiempo y, como dice Moustaki, mi soledad habitada se ha vuelto mi más dulce compañía. Toma todo el espacio en mi cama pero nunca me siento sola con ella. Pasar de vez en cuando un fin de semana sola en el apartamento es un goce, un regalo, una alegría sin nombre. Comer cuando uno tiene hambre, vestirse de vacaciones, ponerse los viejos suecos negros de los años setenta, disponer del tiempo al ritmo del seseo, escuchar una cantata de Bach o una canción de John Lenon a todo volumen y sin permiso, no responder al teléfono y no sentir el tiempo pasar.

La soledad permite el juego de la memora, el juego de los espejos y el encuentro con este otro yo desconocido que siempre me habita. La soledad permite también la pereza, el sueño e incluso facetas desconocidas del erotismo. Mi piel para mí; mi deseo para mí; mi placer para mí. ¡Qué regalo para una mujer! Pero no hay duda, es un lento aprendizaje; me acuerdo de los primeros meses, tal vez los dos o tres primeros años de mi separación, cuando todo era bueno con tal de no estar sola, cuando cualquier cosa, cualquier evento servía para tratar de conjurar la soledad. La soledad habitada, la soledad gozosa es una compañía difícil que hay que merecer porque ella no se regala. Con ella, las palabras ya no mienten, el tiempo tampoco y la vida se vuelve densa y a la vez más transparente.

Gracias a ella, he aprendido muchas cosas, he aprendido a escribir, a leer y a mirarme en el espejo sin miedo; he sabido también cuánto quería a la gente, a la gente que yo amo porque solo gracias a ella, a la soledad, conocí el precio de la compañía. A veces la traiciono pero siempre vuelvo a ella y sé que esta mujer amiga mía, cuando logre asumir la soledad, respirará mejor y sabrá con más claridad cuánto la queremos y cuán querida es.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Sobre máscaras

Los amigos de la mentira sufren un castigo bastante serio. Según Marguerite Yourcenar, "en ellos, a la larga, la máscara se convierte en rostro."

"Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad, fingiendo lo que no soy, lo hago para atraer a la gente. Luego descubro que sólo atraigo a otros enmascarados, alejando a los demás debido a un estorbo: la máscara. Uso la máscara para evitar que la gente vea mis debilidades y luego descubro que, al no ver mi humanidad, los demás no me quieres por lo que soy, sino por la máscara. Uso una máscara para preservar mis amistades; luego descubro que si pierdo un amigo por haber sido auténtico, realmente no era amigo mío sino de la máscara. Me pongo una máscara para evitar ofender a alguien y ser diplomático y luego descubro que aquello que más ofende a las personas con quienes quiero intimar es la máscara.

Me pongo una máscara convencido de que es lo mejor que puedo hacer para ser amado. Luego, descubro la triste paradoja: lo que más deseo lograr con mis máscaras es precisamente lo que impido con ellas.

La transparencia
Gilbert Brendon

miércoles, 22 de septiembre de 2010

He leído...

Hace unos años, esta frase escrita por el columnista Humberto López en el periódico El Mundo de Medellín:
"He oído hablar tan bien de ti,
que creía que estabas muerto".
La fotografía pertenece a una escultura
de un mausoleo del museo-cementerio de San Pedro,
en la ciudad de Medellín, Colombia.

martes, 21 de septiembre de 2010

Luz de Amanecer

"...Todos nacemos con una caja de cerillas en nuestro interior que se deben encender solas. Se necesita de la ayuda del oxígeno y una vela; el oxígeno puede provenir del aliento de la persona amada y la vela puede ser cualquier cosa: una melodía, una palabra, una caricia, un sonido, algo que dispare el detonador; pero cada persona debe descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir ya que la combustión que se realice debe encender una, eso es lo que nutre la energía del alma y si no hay un detonador, la caja de cerillas se humedece y ya nunca podemos volver a encender ni uno de ellos. Hay que encender una por una uno porque si con una intensa emoción llegaran a encenderse, se produce un resplandor tan fuerte que llegamos a un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al nacer y nos lleva a encontrarnos con el perdido origen divino."

Luz de Amanecer,
citada por un personaje de Como Agua para Chocolate
(obra de Laura Esquivel).

martes, 14 de septiembre de 2010

Otras mentiras que nos creemos

La vida en las discotecas es de mentira. Bajo el láser y los neones no hay diferencias entre nosotros más sustanciales que un perfume o una etiqueta bordada en hilos dorados. Bailamos como locos, en la pista a rebosar, como si la danza fuera el único modo de soportar la soledad. Hemos salido de casa vestidos para el deseo. Cruzamos las cortinas del bar, de uno en uno, como si saliéramos a escena mientras oteamos entre el público el movimiento de una cabeza que nos resulte familiar. Sólo unos pocos sentidos nos son fieles en la penumbra, y mientras bailamos, jugamos a incitar y excitar para luego escabullirnos en la oscuridad como gatos.





Francisco J. Gutiérrez
La Inmortalidad
En el libro Tu piel en mi boca.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Todo es mentira


"Yo necesito una persona que me quiera siempre.

Que me quiera por las noches,

que me quiera por las mañanas,

y siempre, pase lo que pase,

siempre, siempre, siempre..."


Lucía

"Todo es mentira".
Película española, 1994.
Director: Álvaro Fernández Armero

domingo, 12 de septiembre de 2010

Dedicatoria

Para Virginia, querida amiga

Hace unos años Natalia Solano (a. Aldebarán), me regaló este escrito suyo. Hoy lo publico aquí para otra amiga (que espero le guste) y porque lo he tenido guardado desde 1995 solo para mí y pienso que debe ver la luz de nuevo.

Suele ser cuestión de magia
o química -como le dicen algunos-
pero claro, como ponemos nombres equivocados
a las cosas que no entendemos
muchas veces le decimos al viento
o a unos ojos negros
Te Quiero.



Y nos embarcamos en un viaje de no retorno
en el que sólo se salva
el final de la historia trágica o cómica
o, peor aún, feliz.
Nos sentimos dueños
de algo que no podemos explicar
y comprometidos con lo que mas tememos
y nunca llega: El futuro.
Comienzan las condiciones
porque hasta ser incondicional
es poner una condición.
Y cuando se está con otro
por temor a perderlo
-porque te pierdes-
y cuando se trata de sostener una relación
-porque no basta con relacionarse-
se sufre más a dúo que en solitario;
porque en solitario sólo te preguntas
qué hacer con una tarde sabatina
o con dos besos atrancados en los labios
Pero en dúo te preguntas
qué hace él en esta tarde sabatina
y de quién son esos besos
enredados en sus labios.

¡Carajo! Si para sufrir
solo uno
pero para sufrir y joderse
se necesitan dos.

sábado, 4 de septiembre de 2010

¿Cuántos años crees que tengo?

Una tarde un nieto estaba charlando con su abuela sobre los acontecimientos actuales. Entonces, él preguntó:

-¿Qué edad tienes abuela?

La abuela respondió: -Bueno, déjame pensar un minuto...

Nací antes de la televisión, las vacunas contra la polio, las comidas congeladas, la fotocopiadora, el fax, los lentes de contacto, la píldora anticonceptiva y el freesbee.

No existían los radares, las tarjetas de crédito, el rayo láser, los teléfonos celulares o los patines en línea.

No se había inventado el aire acondicionado, los hornos de microondas, las lavavajillas, las secadoras, y las prendas se ponían a secar al aire fresco; se usaba molcajete y no licuadoras.

"Gay" era una palabra respetable en inglés que significaba una persona contenta, alegre y no homosexual, al que cariñosamente llamábamos "loca".

De lesbianas, nunca habíamos oído hablar y ni los muchachos usaban aretes.

Conocíamos la diferencia entre los sexos, pero a nadie se le ocurría cambiar el suyo; nos conformábamos con el que teníamos.

No había mujeres peluqueras, ni estéticas unisex.

SIDA no significaba nada, aids en inglés era un ayudante de oficina.

No se hacían citas, ni se concertaban matrimonios por computadora.

Tu abuelo y yo nos casamos y después vivimos juntos, y en cada familia había un papá y una mamá.

El hombre todavía no había llegado a la Luna y no existían los aviones de propulsión a chorro para pasajero.

No se hacían trasplantes de corazón; se remendaban calcetines no corazones, y se destapaban caños, no arterias.

Nací antes de la computadora, los virus provocaban viruelas más no desaparecían archivos, "Chip" significaba un pedazo de madera, "hardware" era la ferretería y el "software" no existía.

No había las dobles carreras universitarias, ni estrés, ni traumas prenatales, ni las terapias de grupo y los psicólogos.

Se jugaba balero, al trompo, a las canicas, no al nintendo.

Hasta que cumplí 25, llamé a cada policía y a cada hombre, "señor", y a cada mujer "señora" o "señorita"

Tener una relación era llevarse bien con los primos o simplemente tener una amistad.

En mis tiempos la virginidad no producía cáncer.

Nuestras vidas estaban gobernadas por los 10 mandamientos, el buen juicio y el sentido común.

Nos enseñaron a diferenciar entre el bien y el mal y a ser responsables de nuestros actos.

Creíamos que la comida rápida era lo que la gente comía cuando estaba apurada.

Hablando de máquinas, no existían los cajeros automáticos, las máquinas de helado en las paleterías, los radio reloj despertador, para no hablar de los video cassettes ni las filmadoras de vídeo.

Si en algo decía "Made in Japan" se le consideraba una porquería y no existía "Made in Korea" ni "Made in Taiwan".

No se había oído de Pizza Hut, McDonalds ni de “fast food” ni el vídeo bar o la disco. La salsa era un condimento, no se bailaba.

No había el café instantáneo ni los endulzantes artificiales.

Se podía comprar un Chevrolet Coupé nuevo por 600 dólares (pero, ¿quién los tenía?). Costaba 30 centavos el litro de gasolina y un solo automóvil era suficiente para la familia.

Había tiendas donde se compraban cosas por 5 y 10 centavos. los helados, las llamadas telefónicas, los pasajes de autobús y la Pepsi, todo costaba 10 centavos.

En mi tiempo, "hierba" era algo que se cortaba y no se fumaba; "Coca" era una gaseosa y no se inhalaba y la música de rock era la que hacía la mecedora de la abuela.

Las “conejitas” eran simplemente unos animalitos y los escarabajos no eran Volkswagens.

Fuimos la última generación que creyó que una señora necesitaba un marido para tener un hijo.

Ahora dime, ¿cuántos años crees que tengo?

El chico respondió: “ ¿Más de cien?”

"No, mi amor……. solamente 60!"

viernes, 3 de septiembre de 2010

La salud y las emociones


Entrevista al Dr. Jorge Carvajal
Médico Cirujano de la Universidad de Andalucía, España
Pionero de la Medicina Bioenergética
Marzo 10, 2009


¿Qué enferma primero, el cuerpo o el alma?


El alma no puede enfermar, porque es lo que hay perfecto en ti, el alma evoluciona, aprende. En realidad, buena parte de las enfermedades son todo lo contrario: son la resistencia del cuerpo emocional y mental al alma. Cuando nuestra personalidad se resiste al designio del alma es cuando enfermamos.

¿Hay emociones perjudiciales para la salud? ¿Cuáles son las que más nos perjudican?


Un 70 por ciento de las enfermedades del ser humano vienen del campo de conciencia emocional. Las enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas. El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en pánico.

¿Nos hacemos los fuertes y descuidamos nuestra salud?

De héroes están llenos los cementerios. Te tienes que cuidar. Tienes tus límites, no vayas más allá. Tienes que reconocer cuáles son tus límites y superarlos porque si no los reconoces, vas a destruir tu cuerpo.

¿Cómo nos afecta la ira? 


La ira es santa, es sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo que es justo. Pero cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico.

¿La alegría por el contrario nos ayuda a estar sanos?


La alegría es la más bella de las emociones porque es la emoción de la inocencia, del corazón, y es la más sanadora de todas, porque no es contraria a ninguna otra. Un poquito de tristeza con alegría escribe poemas. La alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle tanta importancia.

¿La alegría suaviza el ánimo?


Sí, la alegría suaviza todas las otras emociones porque nos permite procesarlas desde la inocencia. La alegría pone al resto de las emociones en contacto con el corazón y les da un sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen al mundo de la mente.

¿Y la tristeza? 


La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte. La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos. 



¿Es mejor aceptar esas emociones que consideramos negativas como parte de uno mismo?


Como parte para transformarlas, es decir, cuando se aceptan fluyen, y ya no se estancan, y se pueden transmutar. Tenemos que canalizarlas para que lleguen desde el corazón hasta la cabeza.


¡Qué difícil! Sí, es muy difícil. Realmente las emociones básicas son el amor y el temor (que es ausencia de amor), así que todo lo que existe es amor, por exceso o defecto. Constructivo o destructivo. Porque también existe el amor que se aferra, el amor que sobreprotege, el amor tóxico, destructivo.

¿Cómo prevenir la enfermedad?

Somos creadores, así que yo creo que la mejor forma es creando salud. Y si creamos salud no tendremos ni que prevenir la enfermedad ni que atacarla, porque seremos salud.
¿ Y si aparece la enfermedad?



Pues tendremos que aceptarla porque somos humanos. También enfermó Krishnamurti de un cáncer de páncreas y no era nadie que llevara una vida desordenada. Mucha gente muy valiosa espiritualmente ha enfermado. Debemos explicarlo para aquellos que creen que enfermar es fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero nada más. Y cuando tú eres el aprendiz, tienes que aceptar e incorporar la lección de la enfermedad en tu vida. Cada vez más personas sufren ansiedad. La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones. Pero como no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta.

¿Y qué podemos hacer para liberarnos de esa angustia?


La angustia no se puede pasar comiendo chocolate, o con más calorías, o buscando un príncipe azul afuera. La angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. La angustia viene de que no somos lo que queremos ser, pero tampoco lo que somos, entonces estamos en el "debería ser", y no somos ni lo uno ni lo otro.


El estrés es otro de los males de nuestra época. El estrés viene de la competitividad, de que quiero ser perfecto, quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía, de que quiero imitar. Y realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu propia competencia, es decir, cuando quieres ser único, original, auténtico, no una fotocopia de nadie. El estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico. Pero un buen estrés es una maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.

¿Qué nos recomendaría para sentirnos mejor con nosotros mismos?

La soledad. Estar con uno mismo cada día es maravilloso. Estar 20 minutos con uno mismo es el comienzo de la meditación; es tender un puente hacia la verdadera salud; es acceder al altar interior, al ser interior. Mi recomendación es que la gente ponga su despertador 20 minutos antes para no robarle tiempo a sus ocupaciones. Si dedicas, no el tiempo que te sobra, sino esos primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y descansado, a meditar, esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita el potencial del alma.

¿Qué es para usted la felicidad?


Es la esencia de la vida. Es el sentido mismo de la vida, encarnamos para ser felices, no para otra cosa. Pero la felicidad no es placer, es integridad. Cuando todos los sentidos se consagran al ser, podemos ser felices. Somos felices cuando creemos en nosotros, cuando confiamos en nosotros, cuando nos encomendamos transpersonalmente a un nivel que trasciende el pequeño yo o el pequeño ego. Somos felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida cotidiana, cuando no aplazamos la vida, cuando no nos desplazamos a nosotros mismos, cuando estamos en paz y a salvo con la vida y con nuestra conciencia.

Vivir el Presente

¿Es importante vivir en el presente? ¿Cómo lograrlo?


Dejamos ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas de futuro cuando nos volcamos en el ser y no en el tener. Yo me digo que la felicidad tiene que ver con la realización, y ésta con la capacidad de habitar la realidad. Y vivir en realidad es salir del mundo de la confusión.¿Tan confundidos estamos, en su opinión? 

Tenemos tres ilusiones enormes que nos confunden. Primero creemos que somos un cuerpo y no un alma, cuando el cuerpo es el instrumento de la vida y se acaba con la muerte. Segundo, creemos que el sentido de la vida es el placer; pero a más placer no hay más felicidad, sino más dependencia. Placer y felicidad no es lo mismo. Hay que consagrar el placer a la vida y no la vida al placer. La tercera ilusión es el poder; creemos tener el poder infinito de vivir.

¿Y qué necesitamos realmente para vivir?, ¿acaso el amor?


El amor, tan traído y tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza renovadora. El amor es magnífico porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se renueva a sí mismo. En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena. En el amor no hay usurpación, no hay desplazamiento, no hay miedo, no hay resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor, cada cosa ocupa su lugar, y entonces se restaura la armonía. Ahora, desde la perspectiva humana, lo asimilamos con la debilidad, pero el amor no es débil. Nos debilita cuando entendemos que alguien a quien amamos no nos ama.


Hay una gran confusión en nuestra cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son por amor. pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una variedad del apego. Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. Igual que se depende de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del enamoramiento. Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi corazón para liberarlo y liberarme. El verdadero amor tiene una esencia fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad. Pero a veces nos sentimos atados a un amor. Si el amor conduce a la dependencia es eros. Eros es un fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos minutos ya te quemas el dedo. Hay muchos amores que son así, pura chispa. Aunque esa chispa puede servir para encender el leño del verdadero amor. Cuando el leño está encendido produce el fuego. Ese es el amor impersonal, que produce luz y calor.

¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero?

Solamente la verdad. Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes que ser ni más ni menos de lo que eres. Tienes un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es tu maestro. Ámate, sincérate y considérate.. Si tú no te quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce amor. Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una migaja; eso es indigno de ti. La clave entonces es amarse a sí mismo. Y al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás condicionando al otro. Acéptate como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de transformación permanente.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Coca Cola es así









Como siempre, Coca Cola sorprende por su publicidad. Este anuncio ha sido creado para Egipto, por la agencia El Cairo Fortune Promoseven. Lo curioso es que en ese país, la homosexualidad está "prohibida". El anuncio no es abiertamente gay, pero utiliza el humor y un subtexto intersante, tratando de obtener "recordación" en el público objetivo.

No sé si ha sido prohibido en Egipto o si habrà creado controversia. Pero cabe preguntarse también cómo se interpretaría en esa cultura, donde es "normal" que dos amigos se besen.

¡Coca Cola es así!

Otras firmas, como Pepsi, Levi´s o McDonald´s también se han unido con sus spots a esta tendencia de tocar el tema gay en sus campañas. ¡De vender de trata!