domingo, 28 de diciembre de 2008

A veces llegan cartas (10): Vivir con miedo es como vivir a medias

Acabo de recibir, "desde la puta mierda", este mail de Javi, un entrañable amigo. Él emigró dos años antes que yo, a los Estados Unidos. Y también ha vivido lo suyo. Quisiera tener su coraje, empacarlo todo y comenzar de nuevo en otro lugar. Y como estoy de acuerdo con él en cuanto a estas cosas del año nuevo y los propósitos que se olvidan en la segunda quincena de enero, publico su carta porque me ha dejado sin palabras. No tendría más que agregar... (¿o sí?) Ya veremos. A lo mejor escribo mis propias impresiones de este año y solo me hago una promesa: No me haré promesas.



Hace unos días me ha escrito mi amiga María y me ha preguntado cuando es que voy a escribir ‘eso que siempre escribo’ a fin de año. Y no me había fijado que no había pensado en nada. Y es que he estado enviando estos correos a mis amigos desde hace mucho tiempo (¿diez años?) Siempre tratando de contarles de mi obra y milagros y de todo lo que me pasa, tratando, tal vez inconscientemente de mantener un vínculo con esa vida que deje hace diez años, cuando todo cambió.


Diez años. Parece mucho y parece poco, pero no deja de parecerme. Algunas veces todo este tiempo pesa como el cemento y algunas veces es tan ligero que no lo siento. Pero siempre está presente. Porque no único que no cambia es el tiempo, que sigue corriendo ¿no? Y este puede probar ser un año decisivo. Decisivo a muchos y varios niveles. Inclusive más decisivo que cuando me vi en Pittstburgh con cien dólares a mi nombre. Mucho más decisivo que cuando me vine a Ohio. Mucho, mucho más decisivo. Y eso de alguna manera asusta.


Estos 365 días me han demostrado que me puedo desesperar como un experto y que me puedo recuperar con facilidad. Estos 365 días me han mostrado mis miedos y terrores y algunos de ellos me han mirado a la cara. Uno ya lo ha hecho: mi trabajo –que me causaba tantos sinsabores y ansiedades- ha terminado. Por obra y gracia de la maledicencia de algunos y la ira disfuncional de otros. Y no tengo otro en la mira. Nada. No tengo nada ‘en remojo’ como dicen por ahí. Y también me mudo, ve voy a Chicago, otra ciudad grande, donde todo el mundo me dice que hay algo para todos. Espero que sí, porque estoy viviendo de padrenuestros prestados y eso no dura.


Y voy a dejar pedacitos de mi corazón regados por todas partes. Porque eso es parte del trabajo, de esto que llamamos vida, de eso que llaman destino. Porque va a ser hora de replanear, de empezar otra vez, de dejarlo todo –o casi todo- atrás otra vez. Pero ya lo he hecho, ¿no? No va a ser nada nuevo. Claro que era más joven. Ahora tengo –se supone- más experiencia y debo tomar mejores decisiones. Después de todo, este tiempo no ha pasado en vano.


De manera que no tengo planes de Año Nuevo. Nada de listas y de promesas fútiles que tal vez no cumpla. Porque todo eso cae como un castillo de naipes al menor estremecimiento del destino. Porque nada es seguro. Y porque me he dado cuenta que todo pasa por una razón. Nada sucede en el vacío. Las alas de una mariposa pueden cambiar el curso del mundo, o sea que ¿por qué no el de una vida? Lo que me parecía ‘malo’ en un momento dado puede que no sea tan malo. Y lo ‘bueno’ puede que no sea tan bueno. ¿quién sabe? De manera que por lo pronto me mudo a Chicago, busco un trabajo, veo que pasa. Lo único que es constante es el cambio. O sea que ¿para que tener miedo? No vale la pena. No vale la pena apegarse a las cosas que tenemos, porque esas siempre se pueden volver a conseguir. Ni a los sitios que frecuentamos, porque pueden cambiar. No vale la pena vivir con miedo. Porque eso no es vida.


O sea, que nada de listas, de promesas, de metas que tal vez no se cumplan. Solamente la idea de que lo que venga va a ser bueno de una u otra manera.


Feliz Año. Y eso se puede interpretar de cualquier manera. Porque lo único que es seguro es que todo va a cambiar.


Besos.


Javi

sábado, 27 de diciembre de 2008

¡Me calaste hondo!

Esta canción, Infinito, me llegó profundamente. La escuché por primera vez en el especial de Navidad de Televisión Española, interpretada por Raphael en la celebración de sus 50 años de vida artística. Le acompañó su autor, Bunbury, el cantante aragonés y miembro de la famosa banda Héroes del Silencio. ¡Qué hermosa letra y cuánto sentimiento!

Queriéndonos infinito,

pensaban siempre será igual

¿Cómo lo permitimos?

¿Qué es lo que hicimos tan mal?

Fue este orgullo desgraciado

que no supimos tratar.

Engáñame un poco al menos,

di que me quieres aún más,

que durante todo este tiempo

lo has pasado fatal,

que ninguno de esos idiotas

te supieron hacer reír

y que el único que te importa

es este pobre infeliz.

¡Me calaste hondo

y ahora me dueles!

...

Sólo quiero que una pena

se llore frente a mi ataúd:

que esta herida en mi alma

no llegó a cicatrizar

y estará desesperada

hasta que te vea llegar.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Tras las huellas de los Reyes Magos

Por Massimo Oldoni
Profesor de Literatura Medieval
Universidad de Salerno (Italia)
Traducción de Humberto Barrera Orrego

Cuando sobre el Monte Vaus, el día del nacimiento de Jesús, se vio remontarse una estrella más resplandeciente que el sol, los tres Reyes Magos se pusieron en marcha por rutas distintas: aquella fue la primera peregrinación de la historia cristiana. En el centro de la estrella se distinguía la imagen de un niño debajo de una cruz; desde dentro del astro se oía una voz: "Hoy ha nacido el Rey de los judíos, aquel que es la esperanza y el Señor de los gentiles. ¡Id a buscarlo y adorarlo!" El Monte Vaus se identifica con el Sabalán, la cima más alta del Azerbaidján, en el noroccidente de Persia. La tradición latina medieval llama al Vaus "Monte de la Victoria" y fue sin duda una victoria aquel encuentro de reyes y pastores, de desposeídos y potentados, que en el camino de Belén descubrieron que eran iguales.

Partió Melchor, rey de Nubia y Arabia. De los tres era el de estatura más baja, no tenía esposa ni concubina y permaneció virgen toda la vida. De los reinos de Godolia y Saba partió Baltazar, de estatura mediana, también virgen de por vida. Por último partió Gaspar, el más alto de los Reyes Magos, de piel oscura como los etíopes, virgen también y carente de reina o concubina, era rey de Tarsis y Egriseula, la isla donde crece la mirra en forma de espigas tostadas por el sol. Los tres Reyes Magos, salidos de sus reinos, iban en pos de la estrella que avanzaba al par que aquellos y su séquito, y se detenía cuando ellos lo hacían.

Siguiendo caminos diferentes, los Reyes Magos atravesaron aldeas y ciudades. Era un tiempo de paz y la gente no cerraba las puertas de sus casas. Los veían acercarse en medio de una claridad casi diurna, y todos quedaban asombrados de la imponencia del cortejo. Los caminos ignorados, las corrientes de agua, los desiertos, los pantanos, las montañas, todo se trasformaba a su paso en carreteras allanadas. Y en la encrucijada del Monte Calvario, a dos millas de Jerusalén, los Reyes Magos vieron unos a otros al desvanecerse la niebla que se había levantado.

Hablaban lenguas distintas, venían de países remotos, pero se entendieron y comprendieron que tenían la misma meta. Al despuntar el día buscaron al Niño: "¿Dónde está el Rey de los judíos?". Se dieron la vuelta y, siguiendo la estrella, llegaron a Belén sin necesidad de alimento o bebida y sin darles forraje a los animales. Allí, los Reyes Magos se encontraron con los pastores, la primicia de los judíos, y conocieron a otros reyes, la primicia de los gentiles. Para todos llevaban los Reyes Magos dones provenientes del Palacio de Salomón y de su templo, dones que habían pertenecido alguna vez a Alejandro de Macedonia y a la reina de Saba: vasos preciosos, oro, plata, pedrería. Entraron a Belén hacia la hora sexta, es decir, a mediodía. el viaje había durado trece jornadas. La estrella se había detenido sobre un tugurio e iluminaba la cueva que servía de establo a los animales. Y allí estaba Jesús, un rollizo recién nacido de trece días, en brazos de su madre. María, florida de cuerpo y de piel morena y pelo negro estaba tocada con un paño de lino. En cuanto vio a los reyes Magos se cubrió con un manto blanco.

Los Reyes Magos, apeados de sus dromedarios, besaron la tierra trémulos de emoción, sintiéndose invadidos de un ansia ferviente, y de todo cuanto habían llevado cogieron al azar lo que encontraron al alcance de la mano; pero como reyes de la India, Persia y Caldea, supieron así mismo ofrecer dones especiales al rey de los judíos. Melchor ofreció el oro, símbolo del tributo y signo de la divina majestad y realeza; Baltazar ofreció incienso, símbolo del sacrificio y signo del poder divino; Gaspar ofreció la mirra, símbolo del entierro de los muertos y signo de la fragilidad humana. Pero el don de Melchor, el oro, aludía a historias remotas...

Melchor regaló a Jesús una manzana de oro y treinta denarios del mismo metal. La manzana había pertenecido a Alejandro Magno. La habían fundido con pequeñas contribuciones provenientes de todas las provincias del Imperio, y Alejandro la sostenía en una mano como el mundo del cual era señor, pero cuando había salido de Persia, la manzana había quedado allá. Aquel globo precioso representaba en su esfericidad sin principio ni fin el poder de aquel que gobierna el universo con su virtud y su unidad extraordinaria. En cuanto el Niño Jesús sostuvo entre sus manos la esfera, ésta se desintegró reduciéndose a un puñado de polvo de oro que parecía esparcirse por todas partes, para sgnificar que la humildad de Jesús y la irrepetible unidad de su presencia harían pedazos las cosas viejas del mundo. Los treinta denarios de oro que Melchor ofreció al Señor eran los mismos que Abraham había llevado consigo de Ur de Caldea a Hebrón, y con ellos había comprado el terreno para su sepulcro, el de su mujer y los de sus hijos. Teraj, padre de Abraham, los había mandado a acuñar para el rey de Mesopotamia, y por aquellos mismos denarios José fue vendido por sus hermanos a los ismaelitas. Muerto Jacob, los treinta denarios fueron enviados a la reina de Saba para comprar los aromas con que fueron embalsamados Jacob y José, y después fueron depositados en el tesoro real. En tiempos de Salomón, la reina de Saba los donó al Templo de Jesuralén. Cuando los árabes conquistaron a Jerusalén, en tiempos de Roboam, los denarios de oro fueron guardados en el tesoro del rey de los árabes. Melchor los tomó de allí. Pero, durante la huída a Egipto, María perdió los treinta denarios que, junto con los otros dones ofrecidos por los tres Reyes Magos, había envuelto en un paño de lino. Un pastor beduino los encontró y, como estaba atormentado por un mal incurable, fue a Jerusalén, donde Jesús lo curó y lo convirtió. El pastor le ofreció el envoltorio con los preciosos dones y Jesús ordenó que todo fuera depositado en el Templo. Allí el sacerdote quemó el incienso de Baltazar sobre el altar e hizo guardar en la estancia del tesoro los treinta denarios junto a la mirra. Tres días antes de la pasión del Señor, los príncipes de los sacerdotes tomaron los treinta denarios del tesoro del Templo y de los dieron a Judas en recompensa por traicionar a Jesús. De la mirra, se sabe que una parte fue mezclada con el vinagre que se le ofreció a Jesús en la cruz, y otra parte la agregó Nicodemo a otros aromas para embalsamar el cuerpo del Rey de los judíos.

Una vez que hubieron presentado sus dones y adorado a Jesús, los Reyes Magos volvieron a su tierra, pero ya no estaba la estrella para guiarlos: habían bastado trece días para llegar a Belén, pero hicieron falta dos años, guías e intérpretes para hacer el camino de vuela a sus reinos. Herodes hizo quemar sus naves y trastornó en su búsqueda las provincias que atravesaban.

Pasó el tiempo... Los Reyes Magos conocieron por las narraciones que circulaban todos los hechos de la vida de Jesús, sus obras, sus milagros, su predicación. El apóstol Tomás los encontró todavía sanos y ancianos cuando fueron a buscarlo con todo su pueblo para hacerse bautizar. Los reyes Magos, entonces, difundieron la palabra de Cristo. En compañía del apóstol Tomás consagraron en el Monte Vaus una capilla al Rey de los judíos, y decidieron encontrarse allí cada año. Al pie de la montaña los Magos hicieron edificar una ciudad, Saba, la más noble y rica de la India y de todo el Oriente, al sudoeste de Teherán y al Noroeste de Qom. Allín, en Saba, estaba la morada del Preste Juan, señor de los hindúes, pastor de gentiles convertidos que había heredado su nombre de Juan el Bautista y de Juan el Evangelista. Por último, el apóstol Tomás consagró arzobispos a los Reyes Magos y ellos, a su vez, ordenaron obispos y sacerdotes en toda la India, país donde vivieron largamente.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Tres mil besos tarde




Como en la literatura, en el cine o en el teatro, en la música nos encontramos tantas veces con historias parecidas a las propias o a las de quienes conocemos que nos sentimos identificados con ciertas canciones o géneros. Hay lo que llamo Canciones de Amor y Desamor. Aquellas que cantan los boleros, los tangos, las baladas o la copla, este género tan español, tan andaluz, tan desgarrado, tan exagerado y a la vez tan popular.

Hoy me regalaron esta canción -espero que no lo hayan hecho con la intención de dedicármela- y se me clavó en la cabeza todo el día. Me gustó por la intérprete, que es un portento de voz. Pero especialmente por la letra, porque es una verdadera pasión amorosa. Y me gustó porque me recuerda que muchas veces llegamos tres mil besos tarde (o tres mil besos temprano) al corazón de algunas personas. Y que en otras ocasiones creemos que llegamos a tiempo; pero no, a pesar de que te reciban y te den unos cuantos besos, algo te dice que al otro (o a la otra) aun le faltan unos miles por repartir por ahí. O alguien te da un par de aquellos inolvidables, sorpresivos y desde lo profundo del alma y tienes que esperar años y cientos de besos mas por ambas partes para volverse a encontrar. Quizás no haya necesidad de romperlo todo. A lo mejor basta esperar: El mundo es pequeño y este planeta redondo gira y en su trayecto las emociones y los amores de verdad se vuelven a encontrar. Si son de verdad, insisto.

Y claro, por supuesto que hay algunos que es mejor enterrar o incinerar porque, como dice la canción, llegan demasiado tarde, cuando ya no hay lugar para ellos (porque ese lugar está felizmente ocupado o felizmente solo). Y lo mejor es pedirles que se marchen y que no vuelvan a llamar a la puerta. Para esos, mejor un adiós sin despedidas ni tristes velatorios por lo que no puede o no debe ser...

miércoles, 17 de diciembre de 2008

¡Macondo existe!

Muchas veces he oído que Gabriel García Márquez no ha inventado nada. Que sólo se limita a contar la realidad, adobada con el llamado Realismo Mágico, de un país llamado Colombia y que él bautizó como Macondo. Hace ocho años vivo en España y había olvidado como funcionan las cosas en la tierra de los habitantes de Cien Años de Soledad. Pero lo reviví este lunes en el consulado de Colombia en Barcelona.

Acudí puntual a la cita, previamente obtenida por internet (cosas reales de la vida moderna). Me encontraba rodeado de colombianos, en territorio colombiano (según el Derecho Internacional), atendido por bogotanos muy amables, en un lugar impecable y cómodo. Se trataba de presentar la documentación para solicitar la nueva cédula de ciudadanía que reemplazará a la antigua a partir del 1 de enero de 2010. Tres fotos, original y fotocopias de la cédula actual (en la que aun tenía pelo y me firmaba como un chiquillo), formulario debidamente diligenciado y poco menos de media hora de espera para poner las huellas dactilares y firmar. Hasta aquí todo normal, muy moderno, muy internacional. Pocos minutos después de estos trámites, sale la amable funcionaria a entregarme el resguardo de la solicitud y me pide que no plastifique el documento y que al cabo de DOS AÑOS aproximadamente consulte por internet (otra vez la modernidad) si ya ha sido expedida.

Recuerdo cuánto se tarda en España solicitar y recibir un certificado de antecedentes penales y de policía: ¡5 minutos! Y también cuánto tardé en tramitar el DNI (Documento Nacional de Identidad) y el pasaporte español, una vez obtenida la doble nacionalidad: ¡10 minutos!

Cómo no creer que Remedios la Bella, uno de los personajes de Cien Años de Soledad, "transparentada por una palidez intensa, ascendía al cielo entre el deslumbrante aleteo de las sábanas que subían con ella, que abandonaban con ella el aire de los escarabajos y las dalias, y pasaban con ella a través del aire donde terminaban las cuatro de la tarde, y se perdieron con ella para siempre en los altos aires donde no podían alcanzarla ni los más altos pájaros de la memoria."

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Día Internacional de los Derechos Humanos



¡Aviva la llama!

Contra la injusticia.

Por los que no tienen alimentos, salud, educación, agua, medicinas.

Por los perseguidos.

Por los secuestrados.

Por los asesinados.

Por los pueblos masacrados.

Por lo que no tienen derecho a expresar sus ideas, sus sentimientos, sus emociones ni su sexualidad.

Contra la tortura.

Contra la dictaduras políticas.

Contra el chantaje emocional y económico.

Contra la explotación sexual y laboral.

Contra los maltratadores y maltratadoras.

Contra los pederastas.

Contra los xenófobos.

A favor de los que no tienen voz.

...

lunes, 8 de diciembre de 2008

No regret


Director: Lee SongHee-I
Protagonistas: Lee Young-Hun, Lee Han, Kim Dong-Wuk
País: Corea
Año: 2006

No regret cuenta la historia de Su-min (Lee Young-Hun), un joven huérfano que abandona su pueblo para irse a Seúl a labrarse un futuro. Compagina sus estudios con dos trabajos, en una fábrica de día y chófer privado de noche. Su-min no tiene problemas en admitir que es gay, pero cuando uno de sus clientes (que resulta ser el hijo del dueño de la fábrica donde trabaja) se le insinúa, decide dejar sus dos trabajos. Su-min termina trabajando en un bar gay dedicándose a la prostitución.

El romance entre estos dos es complicado, tormentoso y dramático... Jae-Min hace todo lo que puede y más para conseguir que Su-Min le acepte. Su-Min le rechaza una y otra vez, y otra, y otra, pese a que cada vez lo desea más, sin saber que Jae-Min tiene sus propios problemas con su familia, y que a veces el estar enamorado el uno del otro no es suficiente.
Entran aquí los prejuicios sociales, la presión familiar, las apariencias... la sinceridad, la toma de decisiones radicales, el enfrentarse a uno mismo, a los demás, al mundo entero si es preciso. Gira aquí el tiovivo que nos pone unas veces arriba y otras abajo, en un caballito que esta vez no es una atracción de feria sino la Vida misma. Un caballito que nos deja mirar cómo se mueren los amigos y tenemos que llevar sus cenizas por una carretera, de vuelta a donde salieron (esta es quizás la mejor escena de la película). Un caballito que nos enfrenta a los verdaderos sentimientos, los que siguen ahí aunque queramos reprimirlos y negarlos.


Linda película. No para palomitas. O sí. Para sofá, mantita y caja de kleenex (si el espectador es lloricas o está sensible). Para ver solo. O acompañado. Aunque sea de recuerdos.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Otra Noche de Alumbrados... ¡pero lejos!

Otro 7 de diciembre. Otro día en que no se me aparta de la mente la Noche de los Alumbrados, en la que desde que tengo memoria se encienden velas en las puertas y ventanas de las casas colombianas y se da comienzo "oficial" a la temporada de Navidad con el encendido de los "alumbrados" de muchas ciudades. Popularmente la noche del 7 de diciembre es celebrada con especial fervor porque la gente dice que pasa la Virgen de la Inmaculada Concepción y se trata de iluminarle el camino para que entre a cada casa y bendiga los hogares.
Pero más allá del contenido teológico, resulta evidente que la noche de las velitas es un espectáculo maravilloso porque la oscuridad del firmamento se rompe con los alumbrados de campos, pueblos y ciudades. Para mí es un recuerdo inolvidable la ciudad llena de luces simples como las de una vela, iluminando el rostro de los niños correteando de portal en portal; adultos como mi madre que guarda desde siempre una tabla de un metro y medio para pegar con su propia cera las velas de colores y evitar que le manchen el dintel de la puerta; aquellos viejos faroles de papel que colgaba del balcón de nuestra vieja casa del barrio de San Benito y que aguantaron años y años el viento de aquella esquina; las noches de muchos 7 de diciembre en que salía de prisa a ver el Desfile de Mitos y Leyendas por las calles del centro a encontrarme con los amigos; el comienzo del diciembre de Medellín, que se llena de gente, de olores a comida, de risas, de pitos, de luces, de caras alegres, de palabras desprevenidas con el transeúnte desconocido, de los comentarios siempre repetidos: "Este año los alumbrados están más lindos que siempre".


El Día o Noche de las Velitas se celebra en toda Colombia pero sus tradiciones varían en cada región. En el municipio de Quimbaya, en el departamento de Quindío, se celebra cerrando las calles al tráfico, y se iluminan con velas, faros y linternas de papel en forma de animales, santos, y figuras del pesebre, las cuales llenan toda la ciudad de luz lo cual atrae a muchos turistas durante esta temporada. Otros eventos incluyen desfiles y fuegos artificiales.

En Bogotá, además de todas las decoraciones de Navidad y la celebración de las velitas, la ciudad planea actividades nocturnas para toda la familia, muchas de las ciclovías están abiertas, museos, tiendas, y centros comerciales tienen horarios extendidos y eventos con fuegos artificiales se muestran en todas partes.

En Barranquilla se celebra principalmente en los barrios populares. La gente saluda a la Virgen iluminando las terrazas de sus casas con faroles multicolores. Muchos barranquilleros esperan la llegada del 8 al son de la música porque marca la llegada de la Navidad. Muchos se quedan despiertos a que llegue el 8 y en la madrugada de ese día se iluminan las calles con velas, velones y faroles.

En Medellín, la celebración es el día 7 de diciembre, las velas y faroles iluminan las casas y calles. Al mismo tiempo se inauguran las luces de Navidad por toda la ciudad, pero principalmente en la Avenida del Río y la Avenida La Playa. En esta última se realiza el "Desfile de Danzas, Mitos y Leyendas" en donde grandes figuras se ponen en escena. El Mohán, La Llorona, El Cura Sin Cabeza, La Madremonte, el Patetarro, y muchos más, al ritmo de la música cobran vida por algunas horas, junto a los fuegos pirotécnicos que ofrece la alcaldía como regalo a la ciudad.
Lo que nos enorgullece es la decoración de la ciudad, millones de bombillas en árboles, avenidas, sobre el río Medellín, en los cerros que rodean la ciudad, en centros comerciales y edificios... Cada año tratando de superarse. Cada año, también, me llegan por correo electrónico las imágenes de la ciudad preparándose para la Navidad y no dejo de sentir la que llamamos "nostalgia campesina". Es otra Navidad lejos de casa... Quizás así se ama más la tiera que me parió.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Positiva/MENTE


"La Vida es una Enfermedad Mortal, Sexualmente Transmisible"
(Natalia Solano)

En estos tiempos, en estos días, se habla de los millones de infectados por el virus del VIH, de los estudios que se realizan para conseguir una vacuna preventiva y curativa, de las estadísticas, de homosexuales, bisexuales, heterosexuales. Se habla de condones, transfusiones, mitos y leyendas. Pero poco se habla de la desinformación, de la falta de educación en estos temas, de los tabúes de esta pandemia: El Sexo y la Muerte. Tampoco se habla de que, mientras en unos países los enfermos agonizan sin acceso a la medicación que les garantizaría una vida normal, en otros sobran los recursos; es decir, no se habla de las desigualdades entre varios mundos que están en el mismo planeta.

Yo me acuerdo hoy de los amigos que he perdido, de los que luchan y sobreviven a la infección, de los que ayudan a otros, de los que han soportado discriminaciones, de los que se han tenido que tragar solos su diagnóstico, de los que saben que aún merecen la oportunidad de amar y de ser amados, de los abrazos y alegría contagiosa de otros tantos. Y de los que tienen el poder para echar una mano a todos aquellos a quienes se les niega hasta un litro de suero fisiológico.

Y también me acuerdo de aquellos que ignoran (o se hacen los que ignoran) que este síndrome sólo puede atacar a tres tipos de personas: Hombres, Mujeres y Niños.

Y, sobre todo, me acuerdo de los Positivos por la Vida: los que teniendo un diagnóstico positivo, siguen con su Vida con una actitud nueva, sabiendo lo que todos sabemos y pretendemos olvidar: Que la Vida es un ratico (como canta Juanes) y que hay que vivir cada día instante como si fuese el último.