lunes, 28 de agosto de 2023

Se dice de mi... (A la memoria de mi madre)


Hay gente que nació para brillar. Hay gente que es pura Luz. Hay gente que deja huella en otras personas, aunque esas personas no la hayan visto nunca, porque dejan su obra, su ejemplo. Mi madre era -es- una de ellas. Hace dos días regresó a la Eternidad, en medio de una despida amorosa de quienes la amamos. Unas horas antes escribí este mensaje a todos aquellos que estaban a su lado (y a los que los separaban miles de kilómetros pero solo físicos)

Me consuela saber que nuestra madre dejará de sufrir, que se marchará tranquila a reunirse con el Creador y con los miembros de sus afectos que le han precedido en este viaje. Ya era hora de que partiera y lo hace dejando un inmenso vacío y miles de enseñanzas porque ella pasó por el mundo haciendo el bien. Una persona justa se va rodeada de tanta gente que la ama, no sólo familia sino también de muchas personas que la conocieron y de inmediato les conquistó el corazón.

Hoy habrá fiesta en el cielo por su llegada. Le harán una gran bienvenida sus hermanos, sus padres, su esposo, sus amigos y todos los ángeles y Santos. No volverá a sufrir, no tendrá dolores, cantará y bailará y cuidará de todos los que quedamos en esta parcela azul y verde a la espera de reunirnos de nuevo con ella.

Lucía era luz. Lucía brillaba. Y su destello quedará en el alma de todos. Ahora brilla su estrella en el firmamento. Lucía no se va. Sólo su vehículo corporal que caducó. Lucía queda en su palabra, en su ejemplo y en sus obras.

Buen viaje a la Eternidad, mamá. Se bienvenida al Cielo. 

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Y comunicar su fallecimiento provocó muchos mensajes de cariño, de respeto, de admiración por esta gran mujer. Personas que solo la vieron un par de veces en la vida, amigos y amigas de sus hijos que reían con sus ocurrencias; otros que no la conocieron físicamente, pero sí a través de ellos. Para muestra, estos que he recibido por WhatsApp (¡Viva la tecnología que hasta permite asistir a un funeral virtualmente) 

Celebro la entrada de Doña Lucía al reino del Eterno y agradezco por su presencia de Luz en este mundo. Soy testigo de las bondades y grandezas de su Alma, de la entrega en su misión y el cumplimiento de su propósito en la tierra. En mis recuerdos está su alegría, su fe, su perseverancia, su entrega, su inteligencia, su frescura y optimismo. Desde mi alma escucho su alegría y doy fe de su Amor por ti.. (Nelson)

Aleluya es el canto de todos los ángeles del cielo: Llegó Lucía a engalanar el cosmos y alegrar el cielo... A lavar al Señor ¡Alabad al señor! estará diciendo con una gran sonrisa, recordando aquel viejo chiste que algún día nos contó. Aleluya en la tierra porque Lucía nos acompañó y nos enseñó a ser buenos seres humanos y, siguiendo su ejemplo, algún día llegaremos al cielo.  Así será. Que Dios te ayude a encontrar la fuerza para asumir el dolor de la partida de tu Madre, la serenidad para aceptar su decisión con amor y respeto y la sabiduría para encontrar en tu corazón los recuerdos amorosos de Ella en tu vida y conservarlos con agradecimiento y consuelo. Esta será la nueva presencia de tu Madre en tu vida. (David)

Desde acá  te acompaño en este momento de tu vida, para decirte que mis palabras sean tan suaves como el silencio, para no interrumpir tu diálogo con Dios Padre- Madre de Bondad. Desde aquí, en mi oración y meditación, te envuelvo en una Luz cristalina para que te abrace fuerte. (Jael)

Me ha costado un mundo ponerme a escribir esto porque se que se te va media vida y nada que te digan te va a consolar pero... Lo siento cariño. Lo siento muchísimo. Entre lágrimas te digo que te quiero, que siempre me has tenido, me tienes y me tendrás y que cuando reces y hables con ella le das las gracias por parirte y ponerte en mi camino. (Sergio)

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