jueves, 16 de agosto de 2007

Es el cuerpo lo que quiero decir

Me he encontrado con los trabajos fotográficos de Concha Laverán y me ha sorprendido cómo coincidimos en los conceptos sobre la representación del cuerpo humano. Ella dice que "nos hemos acostumbrado rápidamente a ver anuncios y fotos de moda en los que el cuerpo está sujeto al culto social actual de prototipos de belleza, en las que nos venden maneras de vida y en las que se nos impone un cuerpo determinado y alienado".

En varios de los plegables informativos de mis exposiciones de fotografía en Medellín, Colombia, hacía referencia a la manera como se ha representado el cuerpo (masculino principalmente) a través de los tiempos. En la Antigua Grecia o en la Roma Imperial la representación de los cuerpos desnudos y sobre todo las esculturas estaban a la orden del día. Entonces se admitía con toda naturalidad la proliferación de desnudos masculinos, mucho más atrayentes en aquellos tiempos que los de mujeres. Hoy en día aun persiste cierto recelo hacia esa temática y los cuerpos femeninos han alcanzado un protagonismo tan acusado que los masculinos han sido relegados prácticamente al olvido, más que nada por ciertos escrúpulos. Hoy en día, incluso frente a la publicidad más "atrevida", existe un concepto mal entendido sobre esta cuestión y es el que hace referencia a que un desnudo femenino puede resultar estético, mientras que uno masculino casi siempre se interpreta como algo pornográfico y escandaloso.

Actualmente, las fotografías de hombres siguen guardando cierta "compostura". Son difíciles de encontrar desnudos integrales ya que las imágenes que se hacen en ese sentido son juzgadas y relacionadas con el erotismo, la sensualidad o la provocación y para llegar a ello no es necesario quitar toda la ropa al modelo.

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Como dice Octavio Paz en "La llama doble, Amor y Erotismo", éste "se ha transformado en un departamento de la publicidad y en una rama del comercio". Y esa misma publicidad alienante también se ha dedicado últimamente a imponer modelos de cuerpo masculino, modelos que cambia cíclicamente. Deportistas, actores, cantantes; velludos, lampiños; cuerpos depilados y musculosos; menores de 26 años o en una canosa cincuentena.

¿En la calle somos todos iguales?
¿Para cuándo una campaña estilo Dove, sobre hombres reales?


¿Cuándo nos dejarán amar el cuerpo que tenemos,
el que nos tocó,
que es un vehículo excepcional y único?

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