miércoles, 26 de septiembre de 2007

Mujeres y curvas

Acabo de recibir un mail de mi hermana, que es gordita, bella, graciosa, fresca, simpática y enamorada. Me ha gustado tanto que he decidido colgarlo aquí, a propósito de otros que he publicado, y que viene muy a cuento de la nueva y polémica fotografía de Oliverio Toscani, cuya modelo es una mujer anoréxica y que, según parece, pretende poner el dedo en la llaga del terrible azote de la bulimia y la anorexia. (Más información aquí).
ARTÍCULO ESCRITO POR UN HOMBRE ACTUAL

Nos importa un carajo cuánto pesan las mujeres. Es fascinante verlas, tocarlas, abrazarlas y acariciarlas. Pesarlas no nos produce ningún efecto.
No tenemos la menor idea de lo que es una talla. Nuestra evaluación es visual, es decir, o nos importa cuanto miden en centímetros. Es una cuestión de proporción, no de medida.
Las proporciones del cuerpo de una mujer son: curvilíneas, pulposas, femeninas... Esa clase de cuerpo que de un solo golpe de vista uno identifica sin duda alguna y en una fracción de segundo. Las flaquitas que desfilan en las pasarelas, siguen la tendencia diseñada por modistos, que odian a las mujeres y compiten con ellas. Sus modas, son lisas y llanamente agreden y odian el cuerpo que no pueden tener.

No hay belleza más irresistible en la mujer que la feminidad, la dulzura, las que manejan su vida con equilibrio, elegancia, de buen trato, simpática, relajada y llena de salud.

Las caderas son caderas y punto. La naturaleza les dio ese aspecto curvilíneo, es por algo y reitero: A nosotros nos gustan así. Ocultar esas curvas, equivale a tener tu mejor sillón embalado en el sótano. Entendámoslo de una vez: Traten de gustarnos a nosotros, no a ustedes, porque nunca van a tener una referencia objetiva de cuan lindas son, de mujer a mujer. Ninguna mujer va reconocer jamás, delante de otra mujer que está linda.

El cuerpo cambia y crece. No pueden pensar sin estar psicóticas que les puede entrar el mismo vestido que cuando tenían 18 años. Además, una mujer de 35, 40 ó 45, que le entre la ropa de cuando tenía 20, o tiene problemas de desarrollo, o se está autodestruyendo.

Nos gustan las mujeres que saben manejar su vida con equilibrio y saben manejar su natural tendencia a la culpa. O sea: la que cuando hay que comer, come con ganas (la dieta, vendrá cuando sea medicada, no antes); cuando hay que comprar algo que le gusta, lo compra; cuando hay que ahorrar, ahorra, etc., etc.

Algunas líneas en la cara, algunos puntos de sutura en el vientre, algunas marcas de estrías, no les quitan su belleza. Son heridas de guerra, testimonios de que han hecho algo con sus vidas.

El cuerpo de la mujer es la prueba de que Dios existe. Es el sagrado recinto donde nos gestaron a todos los hombres, donde nos alimentaron, nos vacunaron y que nosotros, sin querer, arruinamos llenándolas de estrías, de cesáreas y demás cosas que tuvieron que ocurrir para que estemos vivos. Cuídenlo, cuídense y quiéranse.

1 comentario:

  1. Gracias, quién quiera que sea el hombre que escribió estas palabras tan sabias. Como mujer, me siento halagada y reconocida. Espero no olvidarlo la próxima vez que me sienta gorda o cuando tenga nostalgia de lo que era mi figura a los 18 ó 20 años.

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