sábado, 22 de septiembre de 2007

Homenaje al padre (1)

Acabo de devorar el último libro de Héctor Abad Faciolince, El olvido que seremos. Y me apetece, como hizo una amiga mía y exprofesora de los dos, volver a empezar su lectura. El libro me llegó en uno de esas entrañables "encomiendas" que me envían de Colombia con algún viajero comedido y con las que me llenan de nostalgia del olor de la guayaba del que habla García Márquez, con las chocolatinas Jet, la jalea con arequipe, el ajiaco (que ya viene en sobre) y las últimas novedades de campañas como la de Colombia es pasión.

Pero el tema es el libro. Entrañable. Amoroso. Profundamente amoroso. Un retrato real, sincero y todo lo objetivo que se puede ser homenajeando a un padre por el que Héctor sentía verdadera admiración. Héctor Abad Gómez fue un médico de profesión, pero un humanista de convicción. Murió asesinado por quienes en aquel bello país de Suramérica creen equivocadamente que las ideas se acallan con plomo. Y años después, su hijo logra, en mi opinión, elaborar el duelo de su muerte, escribiendo sobre ese hombre, sobre el padre que tuvo la suerte de tener y de conocer.


Antes de volver a leer este libro que me regresó entre sus líneas a tantas calles, barrios, personajes, maneras y pensamientos de Medellín, pensé en dejar en Lo que (se) me ocurre los subrayados que suelo hacer en los libros que me marcan profundamente. Por hoy, sólo uno, una "geométrica" manera de analizar lo que somos, lo que creemos que somos y lo que pensamos que los demás creen de nosotros.

Héctor Abad Gómez había dicho a su hijo que "todo ser humano, la personalidad de cada uno, es como un cubo puesto sobre una mesa. Hay una cara que podemos ver todos (la de encima); caras que pueden ver algunos y otros no, y si nos esforzamos podemos verlas también nosotros mismos (las de los lados); una cara que solo vemos nosotros (la que está al frente de nuestros ojos); otra cara que sólo ven los demás (la que está frente a ellos); y una cara oculta a todo el mundo, a los demás y a nosotros mismos (la cara en la que el cubo está apoyado)."

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