¡Lo prometido es deuda! Quiero dejar aquí los subrayados que he hecho en el libro El Olvido que Seremos, libro sobre Héctor Abad Gómez, escrito por su hijo y publicado por primera vez en 2006, que ya va por la undécima edición. A riesgo de repetirme, es un libro muy bello en el cual Héctor Abad Faciolince reconstruye amorosa, paciente y detalladamemte la imagen de su padre, la barbarie de una época de Medellín y muchos detalles de la educación y los valores que promovía ese hombre que no merecía caer asesinado en una calle de su ciudad. Un libro para leer dos o más veces, para contradecir su título, para que muchas cosas, las importantes, las vitales, no caigan en el olvido.
"A ese niño le falta mano dura". Pero mi papá le respondía: "Si le hace falta, para eso está la vida, que acaba dándonos duro a todos; para sufrir, la vida es más que suficiente, y yo no le voy a ayudar".
"...no es que uno nazca bueno, sino que si alguien tolera y dirige nuestra innata mezquindad, es posible conducirla por cauces que no sean dañinos, o incluso cambiarle el sentido. No es que a uno le enseñen a vengarse (pues nacemos con sentimientos vengativos), sino que le enseñan a no vengarse. No es que a uno le enseñen a ser bueno, sino que le enseñan a no ser malo(...) gracias a la benéfica influencia de mi papá, he podido ser un malo que no ejerce, un cobarde que se sobrepone con esfuerzo a la cobardía y un avaro que domina su avaricia".
"...hay un único motivo por el que vale la pena perseguir algún dinero: para poder conservar y defender a toda costa la independencia mental sin que nadie nos pueda someter a un chantaje laboral que nos impida ser lo que somos".
"...la felicidad está hecha de una sustancia tan liviana que fácilmente se disuelve en el recuerdo, y si regresa a la memoria lo hace con un sentimiento empalagoso que la contamina y que siempre he rechazado por inútil, por dulzón y en últimas por dañino para vivir el presente: la nostalgia (...) las tragedias posteriores no deben empañar ese recuerdo feliz, ni lo pueden teñir de desgracia, como a veces les pasa a algunos temperamentos que se enferman de resentimiento con el mundo, y que a raíz de episodios posteriores injustos o muy tristes, borran del pasado incluso los indudables períodos de alegría y plenitud. (...) lo que pasó después no puede contaminar de amargura esos años felices."
"Cuando la felicidad nos toca es cuando menos nos damos cuenta de que somos felices, y tal vez las alturas nos mandan nuestra buena dosis de dolor, para que aprendamos a ser agradecidos, aunque esta es una explicación de mi mamá, que nada explica (...) mientras la felicidad nos parece algo natural y merecido, las tragedias nos parecen algo enviado desde afuera, como una venganza o un castigo decretado por potencias malignas a causa de oscuras culpas, o por dioses justicieros, o ángeles que ejecutan sentencias ineluctables."
"... nuestra felicidad está siempre en un equilibrio peligroso, inestable, a punto de resbalar por un precipicio de desolación."
"Los humanos, en el dolor más hondo, podemos sentirnos confortados si en la pena nos conceden una rebaja menor."
"... el único consuelo que se siente en la tristeza, (...) es el de hundirse más en la tristeza, hasta ya no poderla soportar."
"No es la muerte la que se lleva a los que amamos. Al contrario, los guarda y los fija en su juventud adorable. No es la muerte la que disuelve el amor, es la vida la que disuelve el amor."
"... la vida a secas (lo verde, lo caliente, lo dorado) es la felicidad. (...) el amor a la vida y a la alegría (...) es mucho más fuerte que su inclinación a la muerte(...) lo que se escribe con sangre no se puede borrar."
"Hay un exilio peor que el de la fronteras: es el exilio del corazón". (Alberto Aguirre).
Me quedo con que no es la muerte la que disuelve el amor, sino la vida. La vida crea la sustancia, genera las condiciones para que cristalice en volúmenes aparentemente sólidos... y en algún momento -o en todos los momentos- añade la humedad que desdibuja las formas y acaba generando un charco desustanciado en el suelo. De esa sustancia nacerán nuevos cristales, y así sucesivamente.
ResponderEliminarSólo lo vivo se transforma. Se re-crea.
Tentetieso:
ResponderEliminar¡Vaya poeta que eres! Tus palabras hablan del maravilloso ser humano que eres. Por sensible, por vital, por re-creador.
Saludos re-nacientes.