Parece que hay una nueva "raza" de humanos: Los amortales. Aquellos que viven de la misma manera toda su vida, haciendo las mismas cosas desde la adolescencia, sin importarles lo adecuado (¿qué es lo adecuado?) para su edad. Ignoran la certeza de la muerte y continúan detrás de sus aspiraciones vitales. Tengan la edad que tengan, siguen escalando montañas, catando vinos, tatuándose o perforándose la piel, disfrutando de nuevas tecnologías... Su idea es como la de Ikea: "Tengo derecho a mi fiesta".
Un amortal vive pensando y actuando como cuando era más joven. No estoy en desacuerdo con vivir la vida con intensidad, haciendo lo que te dé la gana, sin molestar a los demás. Lo que no creo que sea sano es que alguien de sesenta años se comporte como si tuviera 19. Como ciertas personas, sobre todo del mundo de la farándula que siguen creyéndose, gracias al botox, a los ácidos inyectables paralizantes de músculos, a mascarillas de oro o de barro -da igual- que aun tienen 25 y pretenden seguir representando papeles de jovencitas o de galanes protagonistas de telenovelas. La edad es solo "una acumulación aritmética de días, semanas, meses y años, pero mantenerse joven es un estado mental. Y este no se nota en el vestuario, ni en la ausencia de arrugas, sino precisamente es algo más profundo, la psiquis.
Jeffry Life, 72 años |
Y esa psiquis hace que Mick Jagger siga a los 68 años subido a un escenario y llenando estadios de fans de todas las edades. Pero lo que no concibo es vivir como avestruces, temiendo a la decadencia física y a la muerte, haciendo como si no existieran, atiborrándose de terapias hormonales antienvejecimiento, tintes para las canas y el doble de horas de gimnasio que a los 20, y seguir siendo talluditos peterpanes que, igual que todos, terminarán siendo cadáveres bonitos, pero cadáveres al fin y al cabo.
Aceptar la vejez no es malo. Es apreciar la sabiduría que se acumula y sentirse cómodo con las arrugas. Lo peor es que los amortales se vuelven depresivos cuando se ven obligados a afrontar la realidad.
Tomado de XL Semanal
Estoy de acuerdo contigo, la edad está en la mente, no en el cuerpo, y en como nos tomemos la vida en cada momento, te lo digo yo que soy un niño de tres años, cuatro a lo sumo, encerrado en un cuerpo de 37 años, jejeje, el que no va a ser amortal va aser el novio de la DUQUESA DE ALBA, que éste se nos muere en la noche de bodas... ¡por comerse una almeja caducada....!
ResponderEliminarBuueno, yo, que tengo ya mis 35 añazos, estoy haciendo cosas de un chaval de 25. Es lo que tiene salir del armario tarde. Estoy haciendo cosas que debí hacer en su momento.
ResponderEliminarPero otra cosa es ser un patético maduro vestido con ropa de chavales como si no pasara el tiempo.
Hay que saber madurar, sin duda.
Besos y agur