En 1223, San Francisco de Asís "armó" la primera representación del Nacimiento de Jesús en una fría noche de invierno. De allí, la costumbre se extendió por muchos lugares, especialmente en América, gracias a la enseñanza de los franciscanos. En las iglesias, conventos y capillas de estos religiosos no puede faltar el rezo de la Novena de Aguinaldos (a partir del 16 de diciembre) con toda la comunidad, acto que se acompaña de canto de villancicos y la representación de las jornadas que la Virgen María y San José hicieron hasta llegar a Belén, donde nació Jesús.
En el viejo templo parroquial de San Benito, en Medellín, se contruía un gran escenario, montado sobre andamios, donde cada día se representaba una escena de aquel viaje. Nueve telones (uno para cada día) pintados al óleo con paisajes de tierras lejanas, desconocidas, cubrían el altar mayor. El pozo de Siquén, las puertas de la ciudad santa de Jerusalem, rebaños de ovejas, desiertos y camellos, noches nevadas.... que servían de tema a las figuras articuladas de tamaño natural que hoy podrían ir montados sobre una burrita, mañana descansando en una tienda de campaña y otro día lavando su ropa al pie de un riachuelo.
Pero el centro de todo era la misa de gallo, el 24 diciembre. El templo se abarrotaba de vecinos que querían asistir al "nacimiento". Esto era la sorpresa de cómo llegaría el Niño Dios a su cuna o a los brazos de sus padres. En medio de la oscuridad comenzaba la Misa y en el momento de Gloria alguna sorpresa había: niños vestidos como ángeles llevaban al Niño en brazos, una estrella iluminada lo bajaba desde el coro hasta el pesebre o una mujer vestida de blanco cantando Noche de Paz depositaba en la cuna a un niño de carne y hueso. La alegría era inmensa, los aplausos muchos y el fervor de la misa muy especial. Era una gran noche en el barrio. La gente cenaba temprano o interrumpía la fiesta familiar para acercarse al templo.
Hoy es una nostalgia. Recuerdos de niñez, con los mayores llevándonos disfrazados de pastorcitos a la misa vespertina. Nostalgia de adolescencia y edad adulta... 22 años haciendo esta tarea de diseñar y armar las jornadas con nobles y buenos amigos donde aprendí y viví mucho más que en una catequesis. Aun escucho en mi memoria las voces de amig@s y vecin@s cantando "de amores se enciende una estrella y el cielo se inunda de luz". Aun conservo en el corazón la frase acuñada por el fraile Mario Gómez: "El Niño Dios nace en San Benito".
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