Mi amigo Javee hace cada año un repaso los últimos 365 días de su vida. Y, como siempre, me ha dejado de una pieza. Es ahí cuando uno no sabe qué nuevo decir cuando se encuentra frente a la coincidencia vital con los amigos, cuando se entera de que todos -de una u otra forma- vivimos las mismas experiencias y sobrevivimos a nuestra manera personal en el sitio que hemos elegido.
Creo que desde siempre he protestado por tanta algarabía que se le pone al supuesto último día del año. Tantos que preparan la lágrima para cuando "faltan cinco pa´las doce" y lloran momentáneamente por quienes no están, aunque nunca se lo hayan expresado teniéndolos al alcance de la voz. Tantos que se tienen que embriagar de alcohol o drogas para disfrazarse de valentía. Tantos que olvidan que los mejores deseos parten de las mejores acciones. Tantos que no saben que el tiempo es cíclico, que a una noche la precede el día, que el sol sale todos los días sobre buenos y malos. Que mañana, que todos los días pueden ser el día uno. Que un año de vida termina la víspera de tu cumpleaños. O que el calendario personal lo podemos re-crear cada que sea necesario.
Pero me atrevo a caer en el tópico de los balances. Como dice Javee, también he sentido que vivo de prestado, que estoy de alquiler por estas tierras. Que ha habido personas que han pasado, han sembrado y se han ido sin recoger. Otros han terminado de acompañar ese pedazo de camino a mi lado. Sigo sin aprender muchas lecciones de las diferencias culturales (y quizás por eso sigo aquí). Sigo grabando en mi mente que "ojos vemos, corazones no sabemos". Sé que puedo agradecer las bendiciones (que son muchas) y debo reírme de mis tonterías (múltiples). Extraño ruidos, olores, sabores, colores y texturas. Añoro palabras y risas cómplices de un@s cuant@s. Agradezco tener a quien acudir en los momentos malos y a quién contarle los pequeños logros. Pido bendiciones a quienes me acompañan al café, me invitan a su mesa y comparten risas y lágrimas. Me alegra el descubrir que hay cientos de personas al otro lado de la pantalla de un ordenador, a miles de kilómetros, leyendo el blog, compartiéndolo, opinando o simplemente, dándose una vuelta por ahí. Como también me alegra el haber tomado decisiones que aligeran mis cargas.
Tengo salud y espero conservarla. Tengo mucho Amor y espero compartirlo. Sigo teniendo la idea de que en algún lugar, en algún momento tuve mucho más o algo menos y que de algún modo, algo falta. Pero no sé con precisión y exactitud el qué.
Dicen que el Año de la Rata (el 2008) es de felicidad asegurada y que los bisiestos (2008) son de mala suerte. ¿A quién creer? ¡A nuestro propio corazón!
¡FELIZ NUEVO CICLO DE VIDA!
SÉ FELIZ HOY, MAÑANA, PASADO...
Y es que me he parado a pensar, y este año de amor que nos hemos dado a nosotros mismos, esos momentos felices que nos hemos hecho vivir no se repiten. Y hay que aprovecharlos.
ResponderEliminarY me agrada que te agrade como a la Agrado, que en Todo Sobre mi Madre, se siente comoda reconociendo que es autentica, ELLA, aunque algunas cosillas sean prestadas. Y me voy a seguir inspirando en vos, porque todavia me acuerdo del apartaestudio en El Palo. Y lo rico que lo pasabamos.
Desde la puta mierda, *beso* y ahi vamos para otro año de amor, aunque sea prestado.
Hola!
ResponderEliminarUn poco tarde, pero desde mi rincón del planeta te deseo un Feliz Año Nuevo. Que el 2008 esté lleno de satisfacciones.
Un abrazo gigante.
Juan