Una fina llovizna cae sobre la ciudad desde hace 24 horas. Llega el invierno. Los charcos reflejan las pocas luces de Navidad. Los dos vamos sin paraguas, con paso corto, dando un paseo, como en verano, como en otoño, como siempre, disfrutando la compañía y la conversación. Basta un abrigo fuerte. Las gotitas nos mojan los hombros, la cabeza, pero no las ideas. Quizás sólo riegan el afecto para que crezca más y dé buen fruto. Las estatuas nos miran pasar...
Las Estatuas
Cuando llueve me dan no sé que
Las estatuas
Nunca pueden salir en pareja
Con paraguas
Y se quedan como en penitencia
Solitarias
Señalando la fatalidad
En las plazas
Miran serias pasar cochecitos
Y mucamas
No se ríen porque no tuvieron
Nunca infancia.
Marionetas
Grandes, quietas
Con ellas no juega nadie
Pero si una sombra mala
Para siempre las borrase
Qué dolor caería
Sobre Buenos Aires.
Cuando llueve y me voy a dormir
Las estatuas
Velan pálidas hasta que llegue
La mañana
Y del sueño de los pajaritos
Son guardianas
Su memoria procuran decir
Sin palabras
Y nos piden la poca limosna
De mirarlas
Cuando quieren contarnos un cuento
De la patria.
Marionetas
Grandes, quietas
Con ellas no juega nadie
Pero si una sombra mala
Para siempre las borrase
Qué dolor caería
Sobre Buenos Aires.
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