Todo comenzó una noche. El sapito se había enamorado de ella y se lo dijo y la ranita contestó que no había nacido para amar, sino para croar y saltar en el estanque.
El sapito insistió y aquella noche la invitó a bailar, y bailaron y bailaron hasta que la ranita se embriagó de tanto dar vueltas y amó al sapito.
Pero la noche tuvo que esconderse cuando apareció don sol.
A la mañana siguiente la ranita no quiso recordar lo que había pasado. "Cuestión de embriaguez", decía.
Pero el sapo supo que la ranita lo amaba y él la amó.
Y la amó siempre y ella también aunque siempre alegó cuestiones de embriaguez.
El sapito triste supo que debía conformarse con mirarla, y la ranita a su vez no pudo evitar mirarlo, y se miraron tanto, que sus ojos crecieron como crece el amor.
Hoy en día ambos ostentan enormes ojos pero no se aman, dice ella.
Y el sapito a veces llora y la ranita continúa jugando y croando en el estanque.
Roberto Gómez
Que tierno!!!!!!!!!
ResponderEliminarJEJEJEJEJE ES UNA HISTORIA MUY HERMOSA ME ENAMORE DEL SAPITO
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