Coge una olla. La más vieja que tengas.
Enciende un buen fuego con maderas secas.
Pon a cocer esencia de limón.
Piensa en la persona por la que suspiras pasión.
Busca entre los rincones dos arañas muertas.
Añade a tu bolsa los ojos de dos ratas viejas.
Entre las rocas algas rojas.
No te importe si resbalas o te mojas.
Bajo la sombra de un árbol musgo verde.
Añade todo esto cuando el limón hierve.
Espera doce horas y mientras remueve.
Deja que pose y se enfríe. Después, bebe.
Si lo has hecho como te dije,
ya te habrás olvidado de su nombre.
Si no lo has hecho, lo repites.
O déjate de tonterías y ve en busca de ese hombre.
Antonio Arroyo
Hola Merlin,
ResponderEliminarBuen intento, ja, ja, ja.
Ojalá fuera tan fácil conseguir un hombre, como simplemente revolver unas cuantas cosas en un caldero.
Saludos,
Genial...
ResponderEliminarPara mas de uno que anda por ahi creyendo que las falencias de personalidad de subsanan con pocimas...jejeje.
Ta bueno