Me ha llamado la atención esta imagen publicada en el diario gratuito ADN el 23 de julio.En el pie de foto se lee: "Un joven indio prepara la arcilla para moldear un ídolo que representa la diosa hindú Durga, ayer, en un taller de Kumartoli, el barrio de los artistas de Calcuta. Los ídolos de barro de Durga -que simbolizan el poder infinito del universo y el dinamismo femenino- y otros dioses son venerados por devotos del hinduismo durante el festival Durga Puja, que se celebra a mediados de octubre. Al finalizar el festival, el destino de los ídolos será el fondo del río."
Y me llamó la atención porque me volvió atrás en el tiempo y en el espacio. Hace muchos años tomé esta fotografía de un performance creado y realizado por un alumno del Instituto de Bellas Artes de Medellín, Colombia. Los protagonistas eran el cuerpo, el barro, las hojas secas y el movimiento, inmersos todos en un espacio limitado. En India, el poder del Universo y el dinamismo femenino. En Colombia, el Hombre, en su fragilidad y poderío, amalgamado con los elementos. Para los hindúes, los ídolos se deshacen en el agua. Para otros, se caen y se desmoronan. Pero siempre frágiles. Como dice la Biblia, "tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen".
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