Apenas dos días después de la dolorosa desaparición de Miró, mi vecina del tercero me llamó para contarme que una amiga suya había encontrado abandonado un gatito recién nacido y que no podía quedárselo porque es alérgica a su pelo. Fui a verlo y me enamoró a la primera esa pequeñito blanco con cola negra metido en una caja de zapatos.
Parecía una ratita y no dudé en adoptarlo. Ella me dijo que se llamaba Héctor, pero yo lo llamo Merlín, como el mago de la corte del rey Arturo, porque volvió a traer magia a casa, que estaba llena de la ausencia de Miró. Ahora tengo a quien saludar cuando llego a casa y estoy pendiente de él, cuidándome de no pisarlo porque siempre está caminando a mi lado, preguntando cuántas veces y a qué hora se le da el biberón o cuándo debo comenzar a destetarlo y darle comida sólida. Es muy tierno, se me sube por las piernas y no me deja estar en el sofá siesteando porque me camina por encima con su motorcito ronroneador, dándome besitos o mordisqueándome los dedos de los pies.
Crece que da gusto. Y espero que esté conmigo muchos años. ¡Bienvenido Merlín!
Trini llegó a casa en parecidas circuntancias hace de eso mas de 14 años.
ResponderEliminarQué belleza de ser y definitivamente no hay gesto más noble que adoptar. Felicitaciones, papá.
ResponderEliminarUn abrazote.
Que te acompañe muchos años.
ResponderEliminarSaludos,
Cielos!!
ResponderEliminarEsa ultima foto está preciosa!
Un lindo gatito!!!!!!
Como son de lambones a esa edad no?
Meparecióverunlindogatito!!! jejje
ResponderEliminarun abrazo
quike micifous
Ese gatito es una belleza!!! Cuando son crias son super tiernos y cariñosos, los caninos que tengo acá se la pasan todo el dia de patitas para que los cargue y, cuando me siento en el suelo, los dos se suben a mis piernas para dormir un rato jejeje. Felicitaciones por tu nuevo gatito
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