Los chicos de antes jugaban a la pelota, a tocar los timbres del vecindario y salir corriendo, a la vuelta en bicicleta con chapas de refresco sobre las líneas de la cancha de baloncesto, a rodar por un montículo de tierra sobre un cartón encerado, a competir con un carro de madera y ruedas de balines. Y hablaban, reían, inventaban historias. Y al hacerse adolescentes compartían juegos de coqueteo con las niñas del barrio o las colegialas que paseaban por alguna calle céntrica de la ciudad.
Hoy, pasmado, veo ante a mí a una generación de niños y adolescentes autistas. No saben hablar, leer ni comunicarse. Oír, sólo el sonido personal y exclusivo de sus IPod en sus auriculares. Hablar, solo por el messenger, aunque tengan a su interlocutor a menos de dos metros de distancia, o por ininteligibles mensajes de texto desde sus teléfonos móviles. El sábado pasado llegó a la bocatería donde trabajo un grupo de diez personas, dentro del cual había tres adolescentes. Al acercarme a tomarles el pedido, sus padres eligieron por ellos las respectivas hamburguesas y trabajo me costó que los chavales me pidieran por su propia voz las coca colas. La causa: sendas playstation por las que se encontraban absorbidos. No las abandonaron para comer. No dirigieron la palabra a nadie. No se enteraban de lo que comían o bebían. Eso sí, al menor de ellos se le abona a su favor que lo que llevaba entre manos era ¡una novela!
El mundo de las comunicaciones nos tiene incomunicados. El anterior es solo un ejemplo. Veo por las calles a caminantes, ciclistas, pasajeros de autobús y atletas aficionados inmersos en su música, como evitando el contacto con otros seres humanos. Jóvenes incapaces de hablar con el compañero de al lado si no es por el messenger, el Hi5, el Twiter, el Facebook o no sé qué otras mal-llamadas "redes sociales". Adolescentes abúlicos, con tendencia a la obesidad, una generación incapacitada para interactuar en el mundo real, cambiado por el virtual. Y padres dadores de aparatos tecnológicos, para que "se estén tranquilitos".
Qué tristeza. Vamos a terminar por vivir en una camilla con botones por todos lados que vivan por nosotros. Hace rato no veo cometas en el cielo, ni niños jugando 'goloza' o 'rayuela'. Los avances tecnológicos me hacen pensar que estamos creando un mundo para llenarlo de maquinas, una bodega de tuercas.
ResponderEliminarUn saludo Merlín.
La evolucion que dia a dia esta manifestando el mundo que nos rodea, para los ojos "vicionarios" de algunos es lo "mejor", pero en ralidad es un mundo mas monótono de lo que ellos pueden imaginar!!!
ResponderEliminarUn SALUDO, mi primera vez por acá!
Así es
ResponderEliminarEso es el desarrollo!!!
De la decadencia, claro está.
No escupo pa arriba por que se que yo colaboro con parte de eso
Poco puedo decir, porque yo tengo mucho de niño autista a pesar de no haber tocado casi nada de tecnología en mi infancia, y eso que no soy tan viejo..., pero pues sí tiene toda la razón, y si yo resulté así, no me imagino a los que vienen y han de venir.
ResponderEliminarBuen post!
Nos estamos leyendo...
Pridamo
Notición
ResponderEliminarEl 13 de octubre es el Stairs Day. Coloca tu escalera ese día en tu blog para conseguir subir y subir hasta lo más alto. No es una apuesta, no es un macrobotellón de escalones, no es un aniversario de los más de 1.000 post colocados en dos años con la temática de la escalera. Es el STAIRS DAY.
Simplemente son diferentes modos de vivir e interactuar.... sin embargo el cotacto real cara a cara nunca podrá ser reemplazado.
ResponderEliminarSaludos,
Admito que el elevado desarrollo tecnologico nos ha puesto en escena una transformación social sin precedentes en el tema de las relaciones humanas.
ResponderEliminarSin embargo trata de respirar tranquilo, un analisis mas simple permite demostrar que estas mismas generaciones que no parpadean ante un aparato electronico son las mismas que leen y comentan blogs, es un cambio y tu voz de alarma es una de las primeras que nutren la nostalgia de un siglo que paso.