Estoy de luto

Murió Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia, más conocido como Mario Benedetti (14 de septiembre de 1920, Paso de los Toros - 17 de mayo de 2009, Montevideo). Fue un escritor y poeta uruguayo, integrante de la Generación del 45, a la que pertenecen también Idea Vilariño y Juan Carlos Oneti, entre otros. Su prolífica producción literaria incluyó más de 80 libros, muchos de los cuales fueron traducidos a 20 idiomas.

Me siento de luto por el fallecimiento de Mario Benedetti. Ese entrañable escritor latinoamericano me regaló, como a millones de personas, con hermosas palabras, sentimientos de amor y desamor, letras para enamorar y desenamorar. En mi época de estudiante universitario formaba parte de deliciosas tertulias en El Café de Suramericana hasta las tantas de la madrugada. Seguramente hoy, mis amigos (as) de aquellos tiempos, Adriana, Marta, Clemencia, Gaby, Juan Manuel... estarán pensando también en Táctica y Estrategia (todo un clásico), Los Formales y el Frío, La Tregua, Gracias por el Fuego... y tantos otros poemas y cuentos que leíamos y comentábamos al lado de un capuchino o de un café ópera con helado.

Con respecto a Benedetti recuerdo con saudade una anécdota. Quería tener una buena edición de su libro Inventario. Y una noche de aquellas de tertulia después de ir a la cinemateca El Subterráneo comenté muy a la ligera que no me gustaban los libros "piratas" (siguen sin gustarme) porque se desencuadernan, porque no pagan la creación de sus autores y un largo etcétera de argumentos que me fueron desarmados pocos días después, por mi cumple, cuando Adriana, mi compañera de tesis, me lo regaló con una dedicatoria que creo puedo trascribir de memoria: "Este libro no es original, pero el afecto con que te lo regalo sí que lo es". ¡Plop! Hoy el libro sigue acompañándome -casi un cuarto de siglo después-, con sus hojas de papel periódico amarillentas, sus hojas despegadas, su olor a viejo y mis reincidentes subrayados.

También recuerdo a Benedetti en una de mis películas favoritas: El Lado Oscuro del Corazón, cuando hace un breve cameo . Aparece en un burdel, solitario, recitando a las putas aburridas uno de su poemas en alemán. Una imagen deliciosa, única.

Lo mejor de personas como Mario Benedetti es que nos queda su obra, que permanecen, que no se olvidan. Ganan una especie de inmortalidad terrenal en la memoria, en esos libros viejos que huelen a estantería de madera, que de tiempo en tiempo abrimos y nos renuevan los amores perdidos, los malquerientes y desamados y desalmados, los buenos, los eternos. Que gracias a ellos volvemos a creer en el esquivo sentimiento que siempre estamos buscando.

¡Buen recuerdo, Poeta!

Última Noción de Laura

Usted martín santomé no sabe

cómo querría tener yo ahora
todo el tiempo del mundo para quererlo
pero no voy a convocarlo junto a mí
ya que aún en el caso de que no estuviera
todavía muriéndome
entonces moriría
sólo de aproximarme a su tristeza.

usted martín santomé no sabe

cuánto he luchado por seguir viviendo
cómo he querido vivir para vivirlo
porque me estoy muriendo santomé

usted claro no sabe

ya que nunca lo he dicho
ni siquiera
en esas noches en que usted me descubre
con sus manos incrédulas y libres
usted no sabe cómo yo valoro
su sencillo coraje de quererme

usted martín santomé no sabe

y sé que no lo sabe
porque he visto sus ojos
despejando
la incógnita del miedo

no sabe que no es viejo
que no podría serlo
en todo caso allá usted con sus años
yo estoy segura de quererlo así.
usted martín santomé no sabe
qué bien, que lindo dice
avellaneda
de algún modo ha inventado
mi nombre con su amor

usted es la respuesta que yo esperaba

a una pregunta que nunca he formulado
usted es mi hombre
y yo la que abandono
usted es mi hombre
y yo la que flaqueo

usted Martín Santomé no sabe

al menos no lo sabe en esta espera
qué triste es ver cerrarse la alegría
sin previo aviso
de un brutal portazo

es raro

pero siento
que me voy alejando
de usted y de mí
que estábamos tan cerca
de mí y de usted

quizá porque vivir es eso

es estar cerca
y yo me estoy muriendo
santomé

no sabe usted qué oscura
qué lejos
qué callada

usted
martín
martín cómo era
los nombres se me caen
yo misma me estoy cayendo

usted de todos modos

no sabe ni imagina
qué sola va a quedar
mi muerte sin
su
vi
da.