Apartes de una de las últimas entrevistas de Chavela Vargas.
Chavela Vargas, La Chamana, La Dama del Poncho Rojo.
No, lo que te han contado es mentira. La gente cree que los homosexuales sufrimos mucho: no es cierto. Somos iguales que los demás. La gente lo ve mal siempre, y hay veces que una tiene ganas de hacer lo que dice esa canción mía: "Vámonos, donde nadie nos juzgue...". No está aceptado por la sociedad. Yo he tenido que luchar para ser yo y que se me respete, pero llevar ese estigma para mi es un orgullo. Llevar el nombre de lesbiana. No voy presumiendo, no lo voy pregonando, pero no lo niego. He tenido que enfrentarme, sí, con la sociedad: con la Iglesia, que dice que malditos los homosexuales. Es absurdo. Cómo vas a juzgar a un ser que ha nacido así. Yo no estudié para lesbiana. No me enseñaron a ser así. Yo nací así. Desde que abrí los ojos al mundo. Yo nunca me he acostado con un señor. Nunca. Fíjate qué pureza. No, no tengo de qué avergonzarme. Mis dioses me hicieron así. Por algo es.
Parte del mundo me va a entender, esto va a ser muy importante para muchos, pero otra parte va a rasgarse las vestiduras... Esa es la verdad de cuando se es homosexual puro y limpio. Cuando me dieron el premio en México, yo le dije a la juventud: todo se puede, con respeto y elegancia, con libertad.
Ese es, ese ha sido mi destino. Ahora me emociona que me lo reconozcan; saber que me iré con los chamanes, que han purificado mi alma; saber que estoy conforme conmigo, con lo que soy. Que me aman. Hoy en mi alma hay armonía. Para ser como yo soy hay que ser demasiada mujer. Presumo de eso.
"Y vámonos, donde nadie nos juzgue
donde nadie nos diga
que hacemos mal.
Vámonos, alejados del mundo,
donde no haya justicia
ni leyes ni nada,
no más nuestro amor."
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