jueves, 23 de enero de 2014

¡Harto!




Puedo decir que no soy de los que se quejan,
que prefiero ganarme el cambio y cada poco cuenta,
y es por eso que quejarme hoy tanto me cuesta
pero no hay más que pueda hacer; siento impotencia.

Estoy harto,
harto de políticos corruptos y de bancos,
de ladrones de traje, corbata y guante blanco,
de recortes, de rescates y de embargos.

Harto de avergonzarme de ser español y de España,
de dictaduras teñidas de democracia,
rojas antes, luego azules y a saber mañana;
pero hay cosas que detesto y que no cambian.

Que un concejal de festejos cobre más que un maestro,
que un catedrático de universidad o que un médico;
que nuestro sueldo mínimo no llegue a 700 euros
y el de un diputado no baje de 3500.

Estoy harto de pagarles viajes, chóferes, cenas 
en restaurantes de gran lujo y tú, mientras,
sudando sangre, trabajando, pasando penas
para poder llenar así otra vez la nevera 

Harto de coronas, de príncipes ladrones y princesas,
de reyes que acaparan maldades inconfesas.
Su Majestad, símbolo de unidad y de permanencia,
más bien símbolo de malestar y decadencia.

Me da rabia
Que la gente se mueva por otras cosas,
por el Madrid, por el Barça, por la Eurocopa,
por enseñar qué buenos somos a toda Europa;
con el fútbol nos engañan y nos ciegan con La Roja.

Muy harto de escuchar que mil jóvenes se marchan
cada día a Reino unido, Noruega o Alemania,
que hoy en día tres carreras ya no bastan,
que hoy en día se premia la ignorancia.

Cansado de Paquirrines, Julianes y Pantojas,
empachado de tragar tanta salsa rosa:
fulanas, chorizos, yonkis, idiotas,
de repente son ahora gente famosa

No lo entiendo, 
Que cada día pretendan que me crea el cuento
de que la "fiesta" de los toros es algo bueno,
de que matar por hobby en la plaza es algo nuestro,
no es mio, eso seguro, y es triste que sea vuestro.

Harto de escudos, de porras, de cargas
de piedras y de los que las lanzan, 
de que los puños ganen siempre a las palabras,
y de que al final nadie gane nada.

¡Estoy harto!

Podría decirlo más alto pero no más claro,
del hambre, desahucios, de robos, del paro,
de que me obliguen cada día a aguantar tanto
y hoy ya no puedo más, hoy ya no aguanto,

Qué más da lo que diga, no cambiará nada.
Me acusarán de vivir en un mundo de hadas
no pido riqueza, ni halagos, ni otras bobadas,
sólo lo que es mio y ellos me arrebatan.

¡Estoy harto!

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