Varias veces escuché a muchos decirme
que me regalaban su corazón.
Me pregunto si será por eso que, después
de que lo hacían, se volvían distintos.
Más insensibles.
Más inhumanos.
Más cotidianos.
Menos alma
y más pasión.
Supongo entonces
que el corazón que ellos me dieron
era ese que ama,
ese que siente y se entrega.
Creo que les faltó alguien que les explicara
que cuando uno dice: "te entrego el corazón",
es en sentido figurado.
Lina María Pérez
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