"Para qué decirle que la quiero, si ella ya lo sabe", decía un señor aterrado ante la posibilidad de contemplar a su deprivada mujer. Pero el cariño nunca sobra. El acto de amar no conoce redundancias. Un "te recontraquiero" es mucho más seductor y placentero que un "te quiero" a secas. El escueto y tradicional "buen día" se magnifica cuando lo acompañamos de un abrazo y de un pico mañanero. Un pellizcón al atardecer puede ser el preludio de las mil y una noches. (...) peinar canas, jugar con los dedos del otro, susurrar, murmurar, suspirar cara a cara y sobar, son notificaciones y recordatorios de que la relación está viva. Es preferible un amor barroco, con mayúsculas letras góticas, a un afecto postmoderno, mezquino y de letra menuda.
(...) El bienestar afectivo no es otra cosa que cariño al por mayor. Ese es el secreto: dejar salir el amor por los cuatro costados (en realidad son seis) hasta inundar la persona que amas. Lo demás viene por añadidura.
Comentarios sobre el vivir.
Por: Walter Riso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario