No anden preocupados por su vida: ¿Qué vamos a comer? Ni por su cuerpo: ¿Qué ropa nos pondremos? No vale más la vida que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Miren cómo las aves del cielo no siembran ni cosechan ni guardan en bodegas, y el Padre Celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que las aves?
¿Quién de ustedes, por más que se preocupe, puede alargar su vida? y ¿por qué preocuparse por la ropa? Miren cómo crecen las flores del campo, que no trabajan ni tejen. Yo les aseguro que ni Salomón en toda su gloria se vistió como una de esas flores. Y si Dios viste así a las flores del campo, que hoy florecen y ya mañana se echan al fuego, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe?
Por eso, no vayan diciendo preocupados: ¿què vamos a comer o a beber? o ¿con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se preocupan por esas cosas. Pero el Padre de ustedes sabe que necesitan todo eso. Por lo tanto, busquen primero el Reino y todo lo bueno que éste supone, y todas esas cosas las recibirán como añadidas. No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará por sí mismo. Basta con las penas de cada día.
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