La ley antitabaco prohibe fumar en espacios públicos cerrados (bares, cafeterías, restaurantes, centros hospitalarios, terrazas con cerramientos, escenarios de obras de teatro donde los personajes "deben" fumar, cercanías de centros educativos...) y lo permite a pacientes de centros siquiátricos, a habitantes de geriátricos -en su habitación- y en las cárceles.
A causa de esta legislación se han gastado océanos de tinta en los periódicos y toneladas de saliba de fumadores en la puerta de los bares y de no fumadores en la barra del local. Las cajetillas de cigarrillos traen casi un 50% de su espacio con avisos del tipo: "Fumar mata", "Fumar perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor", "Fumar acorta la vida", "Si desea dejar de fumar consulte a su médico"... Ahora traen imágenes explícitas de pulmones enfermos, gargantas cancerosas...
No voy a hacer una apología del peligroso hábito de fumar, de todos conocido. Lo que me jode es la doble moral de las autoridades políticas que lo prohiben pero siguen "mamando" de los millones de euros que recogen cada año en impuestos a la venta de tabaco. Los estancos alimentan al Estado. En los bares y cafeterías -que ahora no apestan a humo de cigarrillo- hay máquinas expendedoras, pero no se le ocurra a nadie encender un cigarrillo dentro del local.
Y, por último, la imagen con la que me encontré ayer en la consulta de mi médico de cabecera (de la Seguridad Social). Me llamó la atención su cajetilla de Marlboro en el bolsillo de camisa. Que fume o no fume me da perfectamente igual. Pero lo que sí me da qué pensar es en lo que se monta en la mente de un paciente que, siguiendo el consejo de su supuesto último paquete que pensaba fumarse, va al médico a pedirle ayuda y lo primero que ve es que él también es un adicto. ¿Es él quien va a sugerirle un tratamiento?
Hola Galip.
ResponderEliminarSinceramente me da igual quien fume o no fume.
Solo que ahora, que por fin, hemos ganado la batalla y podemos ir a todos los locales que queramos sin salir infectados.
Te aseguro que desde aquel bendito dia, mi vida ha cambiado al igual que la de muchos ciudadanos.
"Un asmatico" (Ricard)
Con esta doble moral quieren que yo costee (con el sellito azul del impuesto que aparece en las cajetillas y que incrementa el precio en un tropecientos %) las carreteras, los colegios, los sueldos de los funcionarios, etc, etc... pero claro, el día que agonice en una cama de hospital, muriéndome de cáncer de pulmón, no quieren que sea un dispendio para la Seguridad Social.... creo que voy a guardar los sellos y pegarlos en un folio, y cuando tenga varios, mandarlos con una instancia al MINISTERIO DE SANIDAD, diciéndole a la MINISTRA: "¡Hija de puta, el día de mañana, con lo que llevo gastado aquí, me alcanza para alquilar una planta entera del hospital, y podré fumar, porque como estoy solo, no molesto a nadie!"
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