No suelo mirar los diarios deportivos. Pero todos los días está en mi trabajo el diario deportivo Marca y me llamó la atención esta información en su portada de ayer, porque se trataba, una vez más, de una noticia negativa de nuestro país. Una noticia relacionada con la violencia, con la imagen del país, con el deporte, con el alcohol y con las armas. Lamento la orientación que se le da al titular, porque podría dársele otra, más acorde con la entrevista publicada en su interior, pero, como siempre, el escándalo es lo que vende diarios.
Resulta que, según la entrevista, el jugador de fútbol Javier Flórez, después de una noche y media mañana de farra alcohólica, al verse agredido de palabra y de obra por algunos fanáticos al perder un partido de su equipo, esgrimió su arma y disparó en un forcejeo a uno de sus agresores, Israel Castillo, que resultó muerto. Las explicaciones me parecen absurdas: "Estaba borracho, lleno de ira, tenía mucha furia, ellos me desafiaron a pelear"; "Vivo en un barrio muy pobre donde todo el mundo tiene un arma en su casa". Nunca he comprendido los atenuantes de la droga o el alcohol para excusar la agresión física a otra persona. Creo que es una cuestión de educación, sí, esa que se "mama" en la familia. Pero también comprendo el miedo, el pánico ante la propia seguridad, eso que llaman instinto de conservación. Tampoco comprendo los fanatismos, de la clase que sean. Un partido es un partido. Se gana, se pierde, se empata. Pero no es para liarse a trompadas, pedradas, puñaladas o balazos. Y siempre me enseñaron que "las armas las carga el diablo" y que un hombre con unos tragos encima y armado se cree el más valiente, el más rico, el más guapo... y puede terminar en una cárcel.
También creo que todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario. Y para eso están las leyes y los jueces. Y Dios, que conoce lo más profundo de las conciencias. Supongo que Javier Flórez estará pasando muy malos días y sé que se enfrenta a una pena entre 25 y 50 años de prisión. Pero es injusto que se le condene públicamente sólo por un juicio de los titulares de los medios de comunicación.
Este hombre ha cometido un error, quizás por su falta de educación o por su origen en un barrio violento. Y su caso, como el de Andrés Escobar, un brillante futbolista que fue asesinado por un hincha, también a causa de un fallido gol o algo así, es una muestra más de la ignorancia, de la violencia inaudita de mucha gente, de la pérdida del norte...
¡Qué cagada!
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