Un beso, pero al fin de cuentas, ¿qué es? Un sermón hecho un poco más cerca, una promesa, más precisa, una confesión que quiere confirmarse; es un secreto que toma la boca por oreja, un instante de infinito que hace un ruido de abeja, una comunión que tiene un gusto de flor, una manera, un poco, de respirar el corazón. Y un poco, también, de degustarse en el borde de los labios ¡el alma!
Rostand. Cyrano de Bergerac.
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