jueves, 5 de julio de 2012

En el quinto aniversario de este blog


Confieso que no sé hacer conjuros. Yo creo que lo único que hace falta es ser uno mismo. El encanto se va descubriendo y la pócima la bebe con gusto quien en realidad quiera conocerme o aprender algo de mí.

Ya son cinco años desde aquella primera tímida entrada, impulsado por un amigo bloguero que ahora se mudó al Facebook. Un lustro de desahogos, opiniones, rabietas y remembranzas. Cinco años navegando y teniendo la buena fortuna de conocer a cibernautas maravillosos. No hago aquí una lista de ellos, para evitar los riesgos de que sea demasiado extensa y de que la memoria me haga olvidar injustamente a alguno. A todos, muchas gracias por sus consejos, apoyo y comentarios. A los que firman y a los anónimos. A los que entran a esta casa desde cualquier lugar del mundo, por las razones que sean. A los habituales y a los que caen por azar. A los que han compartido café, creaciones y confidencias. A los que he reencontrado y a los que se han olvidado de mi. A los filósofos, a los eclécticos, a los agnósticos, a los heterodoxos, a los heterosexuales, a los heterofriendly. A los aprendices y a los expertos. A los románticos. A los malqueridos y a los malquerientes. A todos, todos, muchas gracias. Nos seguimos viendo (y leyendo) por aquí.

Abrazos mágicos y púrpuras. Sin conjuros. Sin pócimas.

1 comentario:

  1. ¡FELICIDADES, que esta fidelidad, constancia y tesón es para ser felicitada, admirada y correspondida, aunque sea con un pobre comentario! Es verdad que se consigue conocer gente maravillosa por medio del blog, que como siempre digo, es como si fuera un diario personal con derecho de lectura por parte de terceros, jejeje.... Enhorabuena, ya sabes que te apreciamos, y leemos, aunque más de lo primero...

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