jueves, 28 de julio de 2022

Jeison Andrés Vásquez Borja, otro defensor de la paz asesinado

 


Yo no conocí a Jeison Andrés en vida. Es más, me enteré de su paso por esta tierra al leer la indignación que ha causado su asesinato. Y me uno a la impotencia, al dolor, a la rabia que sienten los que sí lo conocieron, quienes le amaron, quienes le siguieron sus luchas por los derechos de los discriminados, los incomprendidos y los odiados.

Jeison Andrés tenía menos de 30 años, quiso ser sacerdote pero cambió el rumbo hacia la comunicación social y el periodismo. Le gustaba caminar por su barrio Luz del Mundo (¡qué ironía de nombre!), comer salchipapas, pedalear su bici, tomar alguna cerveza y saludar con abrazos. Una amiga suya decía que un abrazo suyo reiniciaba la vida. Soñaba con visitar Roma y recorrer las basílicas. Vivió los miedos de publicar su sexualidad y se comprometió en la lucha y defensa de las personas LGTBIQ+ en el Voluntariado Diverso, convencido de que podría contribuir al proceso de paz que tanto necesitan Medellín y Colombia.

Pero lo asesinaron a tiros la madrugada de este martes en una calle de la comuna 13, la que sale tanto en las televisiones, famosa por su supuesta recuperación social, por tener murales de narcotraficantes asesinos y unas escaleras eléctricas para subir sus calles empinadas, tan cerca del cielo y tan lejos del respeto y de la humanidad.  En esa ciudad de montañas y contaminación física y moral, alguien, algunos, le dispararon, le mataron, y le dejaron tirado en un sitio despoblado.

Le mataron muchos asesinos: quienes le siguieron o dispararon el revólver y todos aquellos que agreden física o verbalmente a una persona por su color, por su sexualidad, por su origen, por su pluma o simplemente por ser distinta a como ellos creen que debe ser "su" normatividad. Le mataron los irreverentes, los incongruentes, los cobardes que se esconden en las sombras y en el chiste fácil, los irrespetuosos, los incoherentes, los insensatos, los intolerantes...

Me duele la muerte de Jeison Andrés, pero su convicción de que desde la diversidad se puede llegar a la paz y al desarrollo de la comunidad no se ha callado con tres balas. Antes bien, y de nuevo dolorosamente, su sangre derramada en ese descampado de la tristemente célebre Comuna 13 de Medellín debe ser la señal de que sus palabras, sus hechos y su ejemplo serán recogidos por sus compañeros, colegas y seguidores. 

Un defensor de la paz ha sido asesinado. ¿Quién recogerá la sangre del ausente?


Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de

los cielos


1 comentario:

  1. "Le mataron los irreverentes, los incongruentes, los cobardes que se esconden en las sombras y en el chiste fácil, los irrespetuosos, los incoherentes, los insensatos, los intolerantes..."
    Ni más que decir, mana. Qué pesar!
    Pero no me extraña, en un país azotado por el machismo y la intolerancia. La violencia es el subproducto que empaña todo...

    Picos.
    La negri, desde la PM.

    XOXO

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