martes, 26 de julio de 2022

Por si las voces vuelven



  • Morir... simplemente nos lleva un paso más en una dirección desconocida.
  • ¿Qué pasaría si descubrieras que morir, en realidad, no es para nada poner fin, sino empezar?
  • ¿Qué pasaría si supieras que al morir sientes la mayor paz que has sentido nunca porque tu cerebro te bombardea con un torrente de imágenes, olores y emociones que, después de tantos años ya contigo, sabe al cien por cien que impedirán que sientas el más mínimo dolor, estrés o agobio?
  •  Llega un punto en que decir algunas cosas deja de doler o impresionar.
  • ¿Has llorado alguna vez de esa forma en que las lágrimas tienen tanta fuerza que te impiden abrir los ojos y parece que estés mirando el mundo desde la parte de atrás de una cascada?
  •  ...la mayoría lo único que hace es quejarse porque le toca madrugar, relacionarse con gente que no le cae bien, hacer cosas que no le divierten, pasar el día de mal humor porque un desconocido al que le importas y te importa una mierda te ha insultado en redes, preocuparse porque alguien que te da absolutamente igual no te ha contestado todavía a no sé qué que en el fondo da lo mismo porque no es tan importante o, simplemente, está muy enfadada porque en el bar ha pedido un café solo y el camarero se lo ha puesto con leche desnatada.
  • Que algo hoy te parezca imposible no significa que lo vaya a ser también mañana. Solo significa que te lo parece hoy.
  • Pero por desgracia -y también por suerte- las palabras no necesitan hacer ningún tipo de fuerza para clavarse dentro. Los golpes físicos pueden doler más o menos dependiendo de lo fuerte o flojo que esté el tipo que recibe o el que pega, pero los verbales..., esos son distintos. No hace falta entrenar mucho para poder hacerle daño a alguien. Para lo que hace falta entrenar mucho es para que nada te haga daño.
  • ...Toca asumir que tienes que aceptar todas las condiciones de actualización de personalidad.
  • La mayor parte del tiempo hablamos simplemente para no estar en silencio.  Y, por supuesto, no escuchamos.
  • Pues que igual que los nudos que se forman en el cordel de los zapatos los deshaces con los dedos muchísimo más rápido si te paras un momento a prestarles atención, las palabras son los dedos que pueden deshacer los nudos del cerebro si decides ser honesto y te escuchas de verdad.
  • No dejes que sean los otros los que te digan qué tal vas. Confía en tu instinto. Recuerda: todo se reduce a imaginar y decidir.
  • No hace falta tocar fondo para tener el derecho a dedicar le tiempo a encontrar las cosas que de verdad te gustan.
  • Uno no debería saber lo que va a decir hasta que termina de escuchar. (Michel le van Quyen. Cerebro y silencio.)
  • Si mientras el otro habla estás pensando que no estás de acuerdo o deseando que la persona que tienes enfrente termine de hablar, significa que no estás escuchando nada.


1 comentario: