Foto: Merlín Púrpura Modelo: Roberto |
Hay quien se desnuda en cualquier parte, pero sigue cubierto de sí mismo. Ropas que no son suyas, apariencia de lo que no se es.
Hay a quien le puede el pudor hasta de quitarse las gafas porque teme que se le vea el alma inocente, dejando al miedo que hable por él.
Hay quien se desnuda para no parar de follar con la piel, aunque también los hay que te follan la mente aun vestido hasta las orejas.
Hay hombres que se quitan poco a poco su traje a medida para una vida corriente, y hombres que se visten de prisa aunque no les siente bien.
Muchos son los que se cambian de chaqueta antes de desnudar sus intenciones. Otros, los que prefieren bajarse los pantalones directamente.
Hay quien desnudo siempre es el mismo y sólo se cubre del frío.
Y quien, por más que se quite la ropa, no alcanza a imaginarse.
Hay cuerpos que se desnudan en la cama mientras encierran lo que son en el armario. ¡...Ay!
Como hay quien sólo el cuerpo hace bello.
Y ángeles que qué bellos son.
Hay dinero que compra desnudez, vanidad que hace crecer la entrepierna, deseo que atraviesa el corazón.
Desnudos hay que ponen a cien, y que matan la libido; que enamoran y también que ni se ven. Desnudos hay por hambre o por venganza, aunque no venden, y así es.
Hay de todo en este mundo al que nos trajo tal cual Dios. Y por todo encontramos excusas para tapar nuestra vergüenza, prefiriendo desnudarnos por fuera para no hacerlo por dentro.
Hay quien le cuesta desnudarse aunque el amor apriete, y prefiere vestirse de miedo.
Hay, ay, ahí... te quiero ver.
Sin bíceps, sin meter tripa, sin tanta hormona loca.
Vestido o desnudo, pero de frente, por dentro y a por todas.
Hermano, amigo, amor.
Quítate algo más, que la ropa te la quito yo.
Miguel Ángel López,
Director general del Grupo Zero Comunicación
(Desaparecida Revista Zero)
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