Creo que esta frase la he escuchado millones de veces en casa. Y muchas veces mi madre se las arreglaba para inventarse unos deliciosos platos hechos de un poco de verdura que sobró el lunes, carne del cocido del martes, nuevos sofritos y mucho cariño, para que no se tirara nada a la basura. Esto, después del repetido sermón sobre el hambre de la que mueren muchos niños en África, que no tienen energía ni para espantarse las moscas de sus caritas reducidas de ojos inmensos e inexpresivos.
Esta remenbranza viene a raíz de un información que leí esta mañana en el diario gratuito ADNPLUS, donde comentan que "un tercio de la comida que se produce en el mundo acaba en el cubo de la basura. Estados Unidos desecha 40 millones de toneladas de alimentos y Europa 89 millones, donde disponen del doble de la comida que necesitan y con la que se despilfarra se podría alimentar a los cerca de mil millones de personas que padecen hambre en el mundo."
La imagen de la comida arrojada a vertederos, unida a la de personas que en España (un supuesto país desarrollado) sacan la comida que arrojan los supermercados, me amarga y me indigna. Lo que cogen los miembros de familias que están sin empleo son las verduras y frutas que las grandes cadenas desechan por meras cuestiones estéticas, o el pan que al final de la tarde no es apto en una panadería. En ciertos restaurantes tiran a mediodía ala basura la respostería que no se vende al desayuno. Las fechas de caducidad de los alimentos puede ser parte de este derroche, ya que siempre dan margen a más duración que la expuesta en sus empaques, más por método de mercadeo que de salud pública.
Pocas veces informan los medios de comunicación que el 50% del pescado de las aguas europeas se pierde; la Tomatina de Buñol (Valencia, España) es sólo una fiesta de interés turístico nacional, aunque en ella 45 mil personas se divierten lanzándose 125 toneladas de tomates. Los agricultores y las multinacionales pretenden producir más de lo que se consume y luego, ¿a dónde van a parar los productos restantes? Seguramente a un vertedero. Que el Tercer Mundo no les importa. Mejor dicho, el concepto de solidaridad humana sólo se guarda para cuando hay terremotos o sunamis y mucha gente, en esas tragedias, alivia sus conciencias enviando lo que le sobra, así sea una manta térmica para África y meses después ya nadie se acuerda de los que siguen viviendo en un campamento.
¡Acuérdate de esta imagen cuando tires la basura! |
"Yo es que no soy muy ecológico porque mientras un niño muera de hambre en Etiopía, por mí le pueden dar mucho "por culo" a las tortugas marinas en peligro de extinción... ", comentaba Andrés, un querido bloguero habitual por este blog, a raíz de un post mío sobre ecología. ¡Y cuánta razón tiene! Antes que salvar ballenas (que pobrecillas ellas también), creo que primero debemos velar por los humanos. Que nunca se sabe cuándo gira la noria y los de arriba (los que nadan en la abundancia) puedan quedar abajo (por daños imprevistos).
Es cierto, tiramos tanta comida...Pero no hace falta ir al Tercer Mundo y ver imágenes como las que pones al final del post. Basta con ir a los contenedores de los supermercados, cuando éstos cierran, y observar como la gente se agolpa a recoger los alimentos que caducan y que son desechados. Esta imagen no se veia en España hace pocos años. Se ve ahora.
ResponderEliminarSiempre me encanta volver a tu blog. Me da un buen rollo y una paz increíble. De verdad.
Besos y agur
¿Que más puedo añadir a tu excelente analisis? Solamente, que lo dicho, es decie, me ratifico integramente en el comentario que te hice y es que me puede que en el TELEDIARIO se dé la noticia de que alguien abandonó un perro desde un coche en marcha y enseguida entrevisten a las ONG animales, a los testigos, que la policía anda buscando el coche, y a continuación te cuentan, sin tanta parafernalia, que ha aparecido el cuerpo de un bebé en un contenedor de basura ¡y no se arma tanto y a continuación: los anuncios!
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