Cuántas miradas,
Cuántos latidos acelerados.
Cuántos recuerdos apiñados en la mente
Por esos besos que ya no son
Por unas manos que no me tocan.
A dónde irá tu paso felino
Tu alto cuello.
Qué miran tus ojos entornados
Quién desordenará tu rubio cabello.
Todo fue hermoso.
Fuiste mi deidad, mi orgullo,
Fuiste mi deidad, mi orgullo,
Mi Antínoo.
Fuiste ese despreocupado muchacho
Para quien descubrir un mundo
No era más que una aventura.
No era más que una aventura.
Mejor el bullicio, lo nuevo,
Un delicioso placer por lo mundano.
Un día te fuiste.
Así.
Sin más palabras.
Con un beso inmortal, eterno.
Como sólo los efebos griegos sabían.
Para continuar por ahí,
Caminando,
Bebiéndote la vida a sorbos.
Con los ojos muy abiertos
Que de pronto me miran
Como diciendo:
Aún Soy.
El tiempo pasa
Y tu creces,
Creces.
Sin prisa.
Y yo flaqueo,
Pierdo,
Miro ansioso.
Es mi corazón
El que late.
Soy yo el que vivo
Sin ti.
Enero 8, 1988
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