El abrazo es una forma de aplazar lo otro,
una manera de echarle sacarina al amor
en vez de azúcar.
Y me doy cuenta de que no quiero sacarina,
que quiero azúcar,
y dos terrones.
Tres si es posible.
Mucha azúcar.
Tomado de Pies para qué los quiero si tengo alas para volar, el blog de Dark Latin Angel.
Yo estoy totalmente de acuerdo. Y es que soy dulce. Sin contemplaciones. Y tengo tumbao...
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la negrita, desde la PM..