martes, 13 de noviembre de 2007

Lágrimas en un atardecer de otoño

Cosas de ir escuchando música en el IPod por la calle. Camino al gimnasio, sonaba un tango, mejor, una poesía, interpretada por una de mis artistas favoritas: Susana Rinaldi. No sé quién es el autor. Si alguien lo sabe, pido que me lo informe, para saber quién me sacó las lágrimas en este anochecer de otoño.



Definiciones para esperar mi muerte

Puedo cerrar los ojos lejos de las pequeñas sonrisas que conozco
escuchando estos ruidos recién llegados
viendo estas caras nuevas
como si de pronto los mil lentes de la locura
me trasladaran a un planeta ignorado.
Estoy lleno de voces y de colores
que juraron acompañarme hasta la muerte
como amantes resignadas al breve paso de mi eternidad.
Sé que hay recuerdos que querrán abandonarme
sólo cuando mi cuerpo hinche un hormiguero sobre la tierra.
Sé que hay lágrimas largamente preparadas para mi ausencia.
Sé que mi nombre resonará en oídos queridos
con la perfección de una imagen
y también sé que a veces dejará de ser un nombre
y será sólo un par de palabras sin sentido.
Estoy lleno de voces y de colores
unas veces recogidos en el sonambulismo de la marcha
otras inventados tras mi propia soledad
con ellos se integrará un cortejo final de despedida
se cambiarán en lágrimas y palabras piadosas.
Pero hoy, en medio de lo que todavía no he podido amar,
evoco a los marinos encerrados en las paredes altas de la tormenta
a los soldados caídos sobre yerbas lejanas
a los peregrinos que duermen bajo la sombra de árboles innominados
a los niños que yacen contemplando el yeso de los hospitales
y a los desesperados que entregan el último gesto
frente al paisaje final e instantáneo de la demencia.

1 comentario:

  1. El autor es Homero Manzi (seudónimo de Homero Nicolás Manzione), argentino -cómo no- nacido en 1907, ahora hace un siglo. Autor de tangos tan conocidos como Malena, Milonga sentimental o Che, bandoneón.

    Escribió teatro y guiones de cine, ejerció de periodista escrito, hizo radio, dirigió tres películas... pero entre "ser un hombre de letras, o hacer letras para los hombres", se terminó decantando por lo segundo.

    Amigo de Borges hasta que la ideología los separó, dicen que fue un hombre profundamente solitario, como también lo fue Discépolo.

    El poema Definiciones para esperar mi muerte es, ni más ni menos, lo que el título describe. Salió de sus manos en abril de 1951, cuando ya corrían sus últimos días llenos de voces y de colores. La grabación pertenece al disco de Susana Rinaldi "A Homero", editado en 1969.

    Que las voces y los colores te desborden. Y las lágrimas también -por qué no.

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