jueves, 19 de marzo de 2020

¿Aprenderemos algo?

Resultado de imagen de vacunaEs de suponer que cuando acabemos con el coronavirus, que será más pronto de lo que pudiera parecer con tanto alarmismo, reflexionaremos sobre esta pesadilla y acabaremos siendo todos más humildes. Un virus nos va a hacer mejores a los que quedemos vivos para contarlo. Un bichito que lo mismo le ha metido mano a Santiago Abascal, que a Irene Montero, luego no entiende de ideologías. Supongo que tampoco de ricos y pobres, y no se extrañen si cae alguno de esos ricachones que se suelen hacer más ricos con estas pandemias.


A pesar de que ellos se pueden hacer la prueba al aparecer el primer síntoma, como ocurre con los señores diputados, las ministras o los reyes. Y de que se pueden mudar de residencia en un solo día porque tienen dinero, como los Aznar, que se han ido a Marbella huyendo del virus de la Villa y Corte. Sigamos suponiendo. ¿Cuántas veces tendría que llamar yo para que me hicieran la prueba en casa si notara algún síntoma? Oiga, que tengo tos seca y me duele la cabeza un montón. “Tranquilo, que estamos desbordados, tómese la temperatura que iremos esta tarde a verlo”. El coronavirus no diferencia entre ricos y pobres, famosos o anónimos currantes, pero el Estado sí. Estamos tan asustados, tenemos tanto miedo, que si salimos de esta vamos a pensar un poco más en los demás. En esas criaturas que están siempre con el agua al cuello, si no es por un virus, por el hambre o porque los quieren matar quienes son de otra religión o ideología política.

Huyen de sus países de origen para salvar la vida y los recibimos con un megáfono desde la costa diciéndoles que regresen a su tierra porque el pan y el curro de aquí, son nuestros. Un virus asesino, neutral, nos va a poner de acuerdo en temas sociales y políticos importantes y vamos a ser la repera de aquí en adelante. ¿Más solidarios? Se supone. Y es probable que hasta más humanos y agradecidos. A lo mejor hasta vemos bien que Amancio Ortega done millones de euros cada año al Estado español para que nuestra sanidad pública sea mejor de lo que es, que no es de las malas, aunque tiene sus carencias y limitaciones, como estamos viendo estos días. ¿Vamos a aprender algo con todo esto del dichoso coronavirus? Es de suponer que sí. Y deseable.

Ojalá salgamos de esta y seamos por fin un país nada cainista, en el que dejemos de una vez por todas el garrote para empezar a querernos y a respetarnos un poco más. Alguna vez he deseado que un asteroide tan grande como Barcelona cayera sobre nuestro planeta y que no quedaran ni las moscas. Lo confieso. Pero ahora quiero que el coronavirus se vaya con sus muertos lo más pronto posible. En serio. A pesar de todo, el nuestro es un país que merece mucho la pena.

Opinión en El Correo. 14 de marzo, 2020

1 comentario:

  1. Pues la esperanza es que la gente se vuelva mas solidaria.
    Aqui, el racismo del presidente se destila en la poblacion y la gente no iba a los restaurantes chinos. El mismo presidente atiza el fuego.
    Una desgracia.
    Picos.

    La negri, desde la PM.

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