lunes, 15 de octubre de 2018

El móvil de Hansel y Gretel

Sirve para pedir la comida, comprar la ropa o conseguir un rato de (¿mal?) sexo. El mundo moderno no sabe vivir sin el móvil, suena en el cine o en misa. No lo apartamos de la cara ni cuando estamos en el concierto ¡en vivo! del cantante favorito. Nos ha convertido en "héroes perezosos", como dice Casciari, que no nos preocupamos de la conquista, de la seducción, porque hay cientos de aplicaciones del mercado de la carne que a golpe de clic enseñan genitales más que rostros y nunca personalidades porque para eso no hay photoshop (ni traductores). 



Ya no hay ligues de parque, miradas interminables en el metro, encuentros de biblioteca, salidas a la playa, ni coincidencias en el gimnasio. No importa si cantas bien, si lees mucho, si eres buen deportista. Tu personalidad no importa, porque es mejor la inmediatez; si no cumples sus escasos requisitos (como el rol en la cama o el tamaño de algún trozo del cuerpo), se pasa a otro perfil (este no, este no, este tal vez, este sí)  y "ciao que no te vi". 

Ahora es anticuado pensar en qué te vas a poner, porque ya no hay que salir. Como todo es a la carta y a domicilio, basta el clic. Para qué leer un periódico, ni qué decir un libro entero, o enterarse de lo que pasa en el mundo, si para intercambiar fluidos corporales eso no es necesario. En el universo de los zombies de las pantallas de doble cámara no hay más comunicación que los mensajes de texto, sin romance, sin aventura, sin misterio, sin esfuerzo. 


¿Qué tal acercarte y hablarle a quien te guste, rozarle la mano, mirarle a los ojos, invitarle a un café o a una copa... a ver qué pasa?. Dejar algo para la sorpresa. Como cuando se flirteaba con personas. Sí, entonces también se ligaba, también había sexo exprés, pero no se preguntaban tus medidas sino una buena charla iniciada con "¿estudias o trabajas?".

(Gracias Javee, por Lo Imprescindible, por inspirar este post)

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo contigo! Nada que decir, tienen esos que tienen el móvil quirúrgicamente instalado en la mano, porque nada parece que tienen. Ya no te preguntan nada porque no tienen mucho que decir. Que pesar. Ellos se lo pierden. Y la inspiración la recibo yo de ti.

    Mil besos.

    La negri, desde la puta mierda.
    xoxo

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