domingo, 29 de marzo de 2009

Medellín es alegre y sorprendente

De las veces que he regresado a Medellín, desde que vivo en España, nunca me había sorprendido tanto y tan positivamente. A lo mejor la distancia y los tres años sin ir me habrán puesto una especie de amnesia, pero la verdad es que me encontré una ciudad más moderna, alegre, optimista, desarrollada y amable. Quizás también noté el inmenso contraste de su gente con la de España, una cuestión de idiosincrasia. La verdad es que ha sido la vez que mejor lo he pasado.


Hace muchos años una frase publicitaria del Hotel Nutibara decía: "Medellín es alegre y sorprendente". Y sí que lo es. La gente, a pesar de los problemas sociales, económicos y políticos, tiene una actitud positiva. Ha vuelto a creer en su ciudad, se rebusca la vida, siempre está con una sonrisa en la cara (qué dentaduras más cuidadas y bellas tienen l@s pais@s). Entrar a una tienda es un gusto, sólo por escuchar un amable "Buenos días, Bienvenido a..., en qué le puedo ayudar". En los sitios de marcha o rumba la gente está distendida, sin prevenciones con el vecino, sin ánimo de discusión o de pelea, compartiendo una buena noche, estrellada y fresca en la gigantesca terraza del Parque Lleras, con sus zonas emo, gótica, gay, pija... Todos los subgrupos en el mismo sitio, cada uno a su aire sin discrimaciones innecesarias.


Una ciudad llena de centros comerciales, con una amplia oferta de servicios, con el metro mejor cuidado del mundo (y no es regionalismo barato: se conserva -lo conservan- impecable como el primer día). La que era la ciudad industrial de Colombia se ha convertido en pocos años en una ciudad de servicios, de grandes hoteles, excelentes restaurantes, bares y discotecas. Con una red de transporte público en proceso de modernización. Con bibliotecas públicas en cada barrio, con colegios nuevos, con parques y zonas de ocio que todos sus habitantes recomiendan con orgullo.


¿Ya has ido al Parque de los Deseos? ¿Al de los Pies Descalzos? ¿A la Plaza Mayor? ¿Al Parque Explora con su Acuario y su Vivario? ¿A la remodelación del Jardín Botánico? ¿Ya subiste en el metrocable al barrio Santo Domingo Sabio y a la biblioteca de España?

¡Qué sitios más bellos! En el Acuario recordé el que hay en Zaragoza, el más grande de Europa de peces de agua dulce (eso dicen), pero yo me quedo con el de Medellín, amplio, impecable, bien señalizado, con azafatas muy bien entrenadas, guapas y amables.


Me sentí orgulloso caminando por la calle (carrera) Carabobo y el sector de "El Hueco", antes zona "donde las águilas se atreven" y ahora un hermoso y seguro paseo comercial con sus ventas populares, tiendas de rebajas, ropa de marca, ofertas gastronómicas de todo tipo y grandes espacios en antiguos edificios diseñados por un arquitecto francés de siglos pasados.


Cómo me divertí con dos entrañables amigos en el Parque Explora, aprendiendo, a estas alturas y de manera divertida y participativa, algunos secretos de las ciencias, tocando, moviéndome, sintiendo leyes naturales. Me cuestionaba si me hubieran enseñado ciencias así en el bachillerato, quizás me hubiese olvidado de las Letras.

Subir al barrio alto, antes estigmatizado por la violencia, es todo un plan. Enlace con el metro para ascender sobre los tejados de sus casas humildes, pero limpias y bien cuidadas. Hace unos años a nadie que no fuese vecino de allí se le hubiera ocurrido ir. Ahora sus habitantes lo atienden bien, le guían, la hacen sentir seguro, como en casa, con su cámara de turista al cuello sin ningún temor de atraco. El enorme edificio que alberga la Biblioteca de España es imponente. La vista de la ciudad a sus pies, lo es aún más. Y aun más como la gente se integra al progreso de su barrio y no olvida que el pasado hay que enterrarlo pero no olvidarlo (para no repetirlo).

Medellín es una ciudad cultural. Museos con visitas de cientos de personas cada día, teatros, conciertos. La plaza Botero con decenas de esculturas del maestro antioqueño al alcance de la vista y de la mano. Obras de arte en cada edificio público y privado, casi en cada calle. Una ciudad donde se han olvidado de demoler los "antiguos" edificios y los han restaurado para ludotecas infantiles o recuperar el comercio minorista. Bibliotecas de diseño arquitectónico zen-colonial (hay que verlo para creerlo: es posible).


Y, por supuesto, una ciudad con gente maravillosa. Gente, como decía arriba, amable, optimista, trabajadora, rebuscadora. Gente que no se esfuerza en atender al cliente porque le sale naturalmente. Gente que igual vende minutos de llamadas desde móvil, zapatos y gafas en el mismo local, frutas y camisetas de equipos de fútbol; dulces, galletas o imperdibles en los autobuses... sin perder la sonrisa ni la palabra amable, sin dejar de lado el nombre de Dios. (Todos llevan un "Dios lo bendiga" en la punta de la lengua).


También hay que decir que Medellín ha tenido la suerte de tener en los últimos años buenos alcaldes, dedicados a mejorar a la ciudad y no primordialmente sus arcas personales. Gobiernos que han consultado con las comunidades de cada zona las necesidades que sienten y han escuchado a sus habitantes. Por ello el ciudadano se siente parte de las obras, porque han contado con él y por eso mismo se preocupa por conservarlas, quererlas, cuidarlas y usarlas. Falta mucho por hacer, seguro. Pero principio tienen las cosas. Y parece que esa es la línea política.

Pero lo más importante es que mi ciudad natal está bellísima, divertida, amable y con gente hermosa.


Me robo la frase promocional de Jardín (Antioquia): "A Medellín no se va. ¡Se vuelve!".

3 comentarios:

  1. Me has dado nostalgia. Y entre nos, no me importaria volver... ;-)
    Picos

    la negri, desde la PM.

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  2. Hola Merlín,

    Me complace que hubieras disfrutado tu visita a esta... tu tierra.

    Ha sido un placer conocerte y poder compartir contigo.

    En cuanto al post es lo suficientemente ilustrativo y no queda nada mas que agregar.

    Como siempre bienvenido.

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  3. Si hay que reconocer mejoras en las ciudades colombianas, sin duda Medellin lleva una gran parte de la felicitación.

    Y Ahora con el vitrinazo de la reunion del BID...Ni hablar.

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