La noticia de estos días es la agresión física y verbal de un joven de Cataluña (España) a una adolescente ecuatoriana en un vagón del tren de Cercanías. El hecho ha sido registrado en todos los medios de comunicación y ha sido tema polémico de conversación en muchos lugares. Personalmente, este hecho me ha molestado por varias razones:
- En una indudable e inaceptable acción racista. La chica fue atacada por ser extranjera.
- El chico ha estado en libertad porque al primer funcionario que conoció el caso no le bastaba con la prueba del vídeo del tren. Según informan los medios, es necesaria la versión de la chica -que no se atreve a salir de casa- y el dictamen de los médicos legistas.
- Al agresor, al ser preguntado por los periodistas, en actitud "chulesca" sólo se le ocurre decir: "No recuerdo nada porque estaba borracho". ¡Vaya excusa!
- Los demás pasajeros del tren presencian la agresión sin tomarse la molestia de intervenir. ¡Sálvese quien pueda!
Por fortuna, la Fiscalía Española ha tomado cartas en el asunto y ha ordenado la detención del joven, previa acusación por parte de la agredida. Espero, eso sí, que este hecho no se quede en meras anécdotas y noticias del día y caiga en el olvido. Porque creo en la libertad, en el derecho, en la justicia. Y porque no quisiera tener que retractarme de la respuesta rotunda que di en estos días cuando me preguntaron si en España había racismo. Yo contesté que NO.
Desgraciadamente sigue habiendo racismo. Pero racismo cobarde y asqueroso. Darle una patada en la cara a una niña indefensa sólo por darte el gustado de machacar al indefenso. Eso es ser peor que un animal. No me quiero imaginar que hubiera pasado en el caso de estar allí.
ResponderEliminarBesos para esa niña.
Si no era bastante humillante y vejatorio el acto de este "animal". Ahora cobra 2000 euros por hablar ante las cámaras. Pero en que pais vivimos que pagamos a bestias como esta para que se rian de sus actos.
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