Antes de continuar con mi relato de un emigrante en España, he de repasar las vivencias, sitios y personas que me emocionaron en Madrid, de las cuales guardo hermosos recuerdos, tesoros que llevo conmigo y que han hecho que todo valga la pena.
La casa de J., cálida y receptora, sobre todo aquella primera víspera de Navidad, con sus hermanas, hermanos, sobrinos y amigos. Para sentirse como en casa, con la música bailable, la comida típica, el baile, las risas.
Una mañana festiva de 12 de octubre, día de la Hispanidad, metidos en la cama con su hermana G., y sus hijos, todos viendo en la tele la transmisión del desfile militar.
La primera noche de víspera de la Inmaculada, encendiendo unas pocas velas en el marco de la ventana, con D., mi compañero, en el piso que compartimos por primera vez.
El Paseo y el Museo del Prado, el Museo Reina Sofía, la estación de Atocha, el Parque de El Retiro, El Escorial, la Plaza de Colón, los conciertos de música clásica en el Auditorio Nacional, cenas en el Tai Garden, copas en cualquier bar del centro, Chueca.
El primer curso de capacitación para un puesto de teleoperador (que tampoco resultó). Allí conocí a C., una amiga con la que conecté (conectamos) de inmediato y la conservo amorosamente.
Un empleo de sustituto de chico de las basuras en un Hospital. Lo gracioso era que había que ir dos veces al día, recoger los cubos de basura y dejarlos en un patio. Era diciembre, invierno, con frío y lluvia, y los turnos incluían 24, 25 y 31 de diciembre, 1 de enero y poco más. Cuando todos iban en el metro de regreso de la fiesta, con sus churros y su chocolate espeso y sus borracheras, yo iba fresquito recién bañadito después de las fiestas donde J.
Mi primer trabajo como camarero en un restaurante de la zona "fashion" de Madrid. Divertido, pesado... para aprender.... Aún me da risa el día que me estrenaron sirviendo mas de 15 cafés (¡casi acabo con la vajilla!)
Mi primer trabajo como dependiente en una tienda de objetos del mundo, cerca de la Plaza Mayor. Atravesar la plaza era mi alegría del día.
Los trabajos extras en el centro de la tercera edad. Lavar miles de platos (bueno, cientos) en fiestas de san Valentín, con las señoras sacándome a bailar y una noche, trepado con D., sobre una mesa, bailando La Bomba (de Ricky Martin).
La mano que me tendieron en Cruz Roja Española para mi primera exposición de fotografía en España. El asesor era un joven de Mauritania que me apoyó incondicionalmente para que pudiese exponer en la Librería Berkana en el barrio de Chueca.
La mudanza al piso compartido con el francés. Siete viajes en metro para llevar los "coroticos".
La pequeña habitación que nos ofreció J.J. en su casa. Con otro trasteo en metro llevando los "trapitos".
Las ofertas de trabajo más "salidas": Limpieza de un apartamento (pero debía incluir masajes al propietario). Teleoperador de una línea erótica.
La compañía y apoyo de D., quien se atrevió a compartir conmigo por algunos años. A pesar de todo lo que sucedería después, sus palabras, su energía, cariño y fuerza de voluntad fueron un ingrediente que no puedo negar en esta historia.
Son estas y muchísimas más. Algunas tristes, otras dolorosas; unas para crecer, otras para madurar; en su momento muchas parecían insuperables, en la distancia son recuerdos o anécdotas. Pero son experiencias de vida.
(Esta historia continuará).
Esta parte para los que conocemos los detalles es con lágrimas de alegría y tristeza a la vez, claro que para mi no es raro que tu me hagas lagrimear...
ResponderEliminar...Ves ahora de donde es que te viene la fortaleza, si no me crees vuleve a leerlo y me entenderas...
...Un abrazo GIGANTE y FUERTE de OSO y LARGO...
...Yo todavía toy aquí...
Hola Arturo, sencillamente es y eres HERMOSO!!!!!!!!!!!! Mi dios te bendiga. Un saludo desde tu tierra querida. IDOR.
ResponderEliminarAl leer tus escritos me has despertado diferentes sentimientos. Pero el más fuerte es el de admiración, no solo porque tienes un "discurso" muy fluido, fácil... (pero vaya escríbalo uno a ver si es tan fácil) sino también porque estás reflejando una paz interior y una nobleza de alma que me conmueven y me hacen sentir muy orgullosa de tenerte como amigo.
ResponderEliminarEl amor inagotable por tu patria, tu gratitud para quienes te han apoyado, tu humor para tomar las situaciones difíciles, la alegría inocente o la inocente alegría de quien descubre un país y disfruta de las pequeñas cosas y tu falta absoluta de rencor frente a quienes te fallaron (no se si esta sea la palabra correcta). Y, por sobre todo, la actitud tan positiva en medio de todas las adversidades. De verdad que eres un ejemplo.
Espero impaciente los próximos capítulos. Un abrazo enorme, Tere
Comparto todas y cada una de las palabras de Tere...
ResponderEliminarPor cierto Niko, ya que me preguntabas por qué le deseo un final feliz, sencilla y llanamente porque no le voy a desear lo contrario....espero que su camino actual sea claro, esperanzador y lleno de formidables momentos.
Un saludo