domingo, 1 de diciembre de 2013

Día Mundial del Sida

Este viernes 29 se adelantaron en Zaragoza a la conmemoración o celebración del Día Mundial del Sida. En un principio de noche fría, propia de esta época del año, algunos pocos -muy pocos, lástima-, se juntaron para demostrar que no es sólo el recordatorio de una enfermedad crónica, sino también la opción de ver la vida con ojos nuevos. En la Plaza España había sonrisas, caras alegres, músicos y danzantes. Y también gente comprometida, gente que exige al Estado que no se minen sus derechos en materia de salud pública y universal (en tiempos de recortes y de abandono de obligaciones).

Y este lazo rojo lo llevé en mi cazadora, por ellos, por las mujeres que azotadas por el cierzo invernal, regalaban una sonrisa y aceptaban cualquier céntimo para su ONG; por los jóvenes que tocaban música clásica para los viandantes despreocupados; por los que posan y por los comprometidos; por los que llevan en silencio su diagnóstico; por los tamborileros y su energía; por los grupos de apoyo; por los amigos que estaban y por los que no pudieron estar... Y por ese magnífico abrazo colectivo que llenó de la noche de calor humano y de fe en muchos hombres y mujeres que saben dar(se).




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