El mundo es verde
y sin embargo
no hay ninguna esperanza.
Si es cierto que el criminal
regresa al lugar de sus culpas,
tú deberías haber regresado al parque
donde hacíamos el amor
los domingos hacia el atardecer
y frecuentar también
el bar de nuestras citas
con sus rincones de oscuridad indispensable.
Y ese cine de barrio
que visitaba Gary Cooper
donde siempre salías con los ojos lluviosos
por la tristeza cursi del final
o la torpeza de mis manos
en la tibieza de tus muslos.
Si es cierto aquello
no habré perdido la fe de encontrarte
en los mismos lugares
donde hicimos del Amor
un crimen perfecto.
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