Los turistas somos una especie bastante particular. Vamos por las ciudades nuevas (me refiero a las que son nuevas para nuestros ojos), las caminamos de arriba a abajo, fotografiamos todo lo que se nos atraviesa (muévase o no), ataviados con la gorra, las gafas de sol, la "monísima" sombrillita japonesa (por sólo un euro), un plano de la ciudad, el libro de traducción fácil del idioma local, mochila y una o varias cámaras. Nos dejamos sorprender por muchos detalles: una planta, un gato, una escultura, una fachada, unas ruinas milenarias. Caemos exhaustos en las aceras y parques. Nos fotografiamos unos a otros...
Los sentimientos que nos producen las ciudades que visitamos por primera vez pueden ser encontrados. Hay quienes solo dicen que vieron muchas piedras, esculturas y cosas viejas. Otros nos emocionamos, imbuidos por las presencias de antiguos dioses y esclavos; nos dejamos poseer por historias de amor y de guerra, con visiones panorámicas desde las alturas. Soñamos gracias a la memoria atávica. Somos otros. Para luego volver a nuestro mundo habitual (no sé si el real), a repasar de vez en cuando las imágenes de aquellos viajes.
Quisiera ver la foto del gato expuesto.
ResponderEliminarHola Merlin.
ResponderEliminarAutentica descripccion del turista.
Yo particularmente prefiero que me llamen viajero a turista.
Un abrazo, compañero.
Ricard
Roma es definitivamente una maravilla
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