CANCIÓN DE LAS SIMPLES COSAS
Letra: Julio César Isella
Música: Armando Tejada Gómez
Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas,
lo mismo que un árbol que en tiempo de otoño se queda sin hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida,
y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.
Demórate aquí, en la luz mayor de este mediodía,
donde encontrarás con el pan al sol la mesa tendida.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.
Jueves pasado. Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Concha Buika, mayorquina con ancestros guineanos rinde homenaje a Chavela Vargas en su más reciente disco. La sala no está llena de personas, pero sí de sentimientos. Buika llenó todo el espacio -acompañada de tres músicos excepcionales- con su timidez, su voz arenosa, sus manos, su sonrisa limpia. Supongo que todos los que estuvimos en ese recital sentíamos que ella nos cantaba a cada uno personalmente. A mi, por ejemplo, en estos días de duelo, me emocionó con su versión de la Canción de las Simples Cosas, que me sacó las lágrimas que me quedaban.
Las palabras penetran y s ehacen vivencias,,,
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