Por esta fecha me acuerdo especialmente de Merche, que partió hace trece meses a la Eternidad. Hoy seguramente hubiésemos quedado para tomar un café a media mañana. Sin duda le hubiera llevado un ramo de lirios, porque siempre los asocié a su nombre y porque ella estaba segura de que se los ofrecería como en cada cumpleaños, o en su santo, o cuando estaba enferma.
Me acuerdo de Merche porque hizo honor a su nombre. Fue la mujer que supo brindar favores, mercedes. Que tuvo misericordia con todos, conocidos o desconocidos, agradecidos o ingratos. Que se metía en líos por ayudar, por dar una mano, por dar de comer, de beber, de vestir y de habitar a quien lo necesitaba, porque sí, sin más explicaciones, porque era así.
Hoy, como tantos otros días la echo muchísimo de menos. Para contarle algún logro, para comentar un programa de la televisión, para planear ir a un concierto, para desahogarnos de las vicisitudes de la vida. Trece meses después extraño su insistencia en que hablásemos a diario, su intensidad imparable, su palabra a punto y su acción en el momento justo. Me consuela, y mucho, que la Virgen de las Mercedes la abraza en el Cielo porque hizo honor a llamarse como Ella, siguiendo a cabalidad esa tarea con la que la bautizaron.
¡Dios te tiene en Su Gloria, Merche!
Pues amen, mana!
ResponderEliminarPicos, desde la PM.
La negri.
XOXO