Logra que este diciembre no sea un mes de agitación y consumismo sino de sosiego interior, vida familiar y espiritualidad.
Es contradictorio que se celebre el nacimiento de Jesús sin paz, sin fe y sólo con migajas de amor.
Pon límites y no hagas gastos innecesarios porque Jesús no nació en un centro comercial ni sus padres se endeudaron para recibirlo.
Me sorprende ver a muchos estresados y afanados en un mes que debería ser de calma y de amor. Es que la mayoría de las personas son como borreguitos que caminan al ritmo que les impone la sociedad de consumo. En estos días dedica buen tiempo a orar y meditar, lee algo que te inspire y comparte mucho con los que amas.
Antes de que acabe el año cierra ciclos, sana heridas del alma, perdónate y perdona de corazón.
Navidad es que algo hermoso renazca en ti y que Dios sea tu amado y tu amigo, tu fuente de luz y paz. Sin eso todo se queda en adornos externos y en consumo.
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