¡Horror! ¡Me sangran las pupilas! Cada que alguien lee este anuncio, muere un gatito. El papelito lo han colgado en el tablón de anuncios de un locutorio y, a pesar de que es habitual alguna falta de ortografía, este se lleva la palma.
No puedo evitar recordar aquellos tiempos en los que por cada tilde ausente o mal puesta te rebajaban media décima en la nota final, o por cualquier otro error una décima. ¡Y se aprendía!
¿De quién será la culpa de este despropósito de anuncio? Nadie tiene la culpa de no haber accedido a la educación básica. Pero sí de no buscar ayuda, asesoría, del mismo que le ayudó a escribir el texto en un ordenador (que supongo tiene el mal llamado corrector).
No hay comentarios:
Publicar un comentario