martes, 6 de diciembre de 2016

Cuando duermen los grillos


Las últimas noches me fui a la cama con la última publicación de Óscar Hernández Campano: Cuando duermen los grillos y terminé su lectura con una sonrisa y la alegría inmensa de que haya sido el mismo autor quien me invitara a leer esta colección de relatos. Lo primero que conocí de su obra fue El viaje de Marcos, hace años ya. Luego la entrañable novela El guardián de los secretos, con lo cual me considero un seguidor de este escritor donostiarra.

A Óscar le agradezco que comparta sus dones de la palabra, la escritura y la creación. Me encantan sus historias de Cuando duermen los grillos que, aunque del mundo de la ficción, corroboran una vez más que están muy cercanas de la realidad. Hombres como Teófilo, Lucas o Pedro, compartiendo experiencias vitales en el mal llamado ocaso de la vida (física, emocional o afectiva); personajes que mueren en un cajero y nos enfrentan a nuestra indiferencia; abuelas que no pueden hacerse entender ante un grupo de egoístas; otros que sí saben conservar un ideal y un concepto de pertenencia a la familia... Óscar Hernández Campano, con sus palabras y sus historias, nos ayuda a advertir el valor del tiempo, de la vida, del Amor. Y de un relato a otro, independientes entre sí, hace deliciosos guiños a personajes previos de sus historias.


Me emocionan sus libros y subrayo sus frases, sus descripciones, sus metáforas: ojos como dos perlas de color petróleo; océanos en los que no navega ni una nube; casas que quedan apenas a unas canciones de distancia del río; el príncipe Valium; brillantes que recorren ambas mejillas al mismo tiempo; aguas cristalinas como si discurriera bondad; rostros serpenteados por los estigmas de la edad...equipajes con mucho que recordar y mucho que olvidar...

Cuando el dependiente de una librería de Chueca me recomendó El Viaje de Marcos, me advirtió que debía leerlo acompañado de caja de kleenex, y no se equivocaba. Pero le agradezco especialmente que esa sugerencia haya sido el descubrimiento de la obra de Óscar Hernández Campano pues fue la oportunidad de seguir leyéndolo,  emocionado hasta las lágrimas, en algunos viajes a la nostalgia, a través de sus historias que, sin duda, se apoyan en vivencias muy intensas.

Y hoy recomiendo Cuando Duermen los Grillos, para deleitarse dosificando sus historias, como quien degusta un buen vino, un buen plato y un íntimo relato.

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