"No soy un extranjero porque no me pasé el tiempo rezando para volver seguro, no perdí el tiempo imaginando cómo estaría mi casa, mi mesa, mi lado de la cama. No soy un extranjero porque todos viajamos, tenemos las mismas preguntas, el mismo cansancio, los mismos miedos, el mismo egoísmo y la misma generosidad. No soy extranjero porque, cuando necesité, recibí. Cuando llamé, la puerta se abrió. Cuando busqué, encontré lo que buscaba... no soy y nunca seré un extranjero."
Terminé de leer anoche este libro de uno de mis escritores favoritos. Muchas veces una canción, un libro, una película, llegan a nuestra mente y a nuestro corazón en el momento justo. Aleph me ha puesto el dedo en la herida. Ahora, cuando el futuro es incierto, cuando me siento extraño, cuando no sé a dónde iré a parar ni que hago donde estoy. "A veces hay que ir lejos antes de comprender lo que está cerca", dice Coelho. Este libro, que narra una experiencia de vida, en un largo viaje en el tren transiberiano, me mueve la necesidad de que todo vuelva a tener sentido, que los trozos de mi vida, dispersos por ahí, vuelvan a encajar, que viaje de nuevo en busca de nuevas páginas para reescribir mi destino.
La vida es experta en hacer flashbacks, vives en el presente, te hace intuir el futuro, y a veces, bastantes, te pone retazos del pasado para que los superes, lo pongas en su sitio, para que veas lo que no viste en su momento.
ResponderEliminarCuriosa esta vida, pero muy sabia.
Besazos!!